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miércoles, 1 de agosto de 2012

De Davides y Goliates

Erase una vez un jugador malisisisisiiiiiisimo,  toda su intención era llegar a ser grande. Con todo, y desde su minúscula  pericia, antes de entablar conflicto contra jugadores más bellamente pertrechados y dada su natural aversión al fracaso, luchaba ya con la idea del perder. Y así, una vez tras otra perdía de manera inefable contra unos y otros contrincantes.

Pero una vez, y tan solo por una vez, fue capaz de olvidar sus miedos y se lanzo al combate con la sola idea de disfrutarlo. De comunicarse con el enemigo con la única herramienta de su juego. Al fin, iluminado por este nuevo enfoque, consiguió no solo luchar sin miedo, sino que llego por fin a ganar.

No obstante, el fin de toda historia es el comienzo de una nueva. Y como veréis, la ausencia de miedo llevo a nuestro héroe a un vergonzoso fracaso.