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viernes, 21 de diciembre de 2012

Cinelerra #3: Configuración de Proyectos y Controladores de Pista



Definitivamente eso de "controladores de pista" es demasiado propenso al cachondeo; pero mientras no se me ocurra un nombre mejor, se va a quedar así. 
El tercer capítulo de la miniserie sigue siendo bastante introductorio y sirve como preámbulo necesario para el trabajo en si con el programa. Espero que perdonéis la lentitud con la que avanzo en el desarrollo de esta serie, pero es que el programa, como podéis ir viendo, se las trae. De lo que estoy seguro es de que los que se acerquen a estos tutos dentro de unos meses, cuando la miniserie esté terminada, tendrán una fuente de información bastante útil. 


Preferencias de Proyecto: Formato

La ventana de formato (la primera opción del menú "preferencias") cuenta con unas cuantas opciones bastante interesantes si pretendemos definir con exactitud parámetros técnicos de nuestras composiciones en vídeo. En este sentido, sirve para establecer un "marco de trabajo", que si  no volvemos a tocar condicionará todos los proyectos que realicemos a continuación. No se debe confundir con otra ventana de configuración que aparece cuando seleccionamos la opción "nuevo" en el menú "archivo", que sirve para cosas más concretas y que veremos en el siguiente capítulo.

Preferencias de proyecto

Cabe destacar la posibilidad de configurar diferentes esquemas de audio en función de nuestras intenciones. Podemos elaborar desde proyectos simples como mono y estéreo a complejos sistemas de múltiples altavoces, con control total sobre su posición relativa al oyente.

Comprobado, admite hasta 16 canales de audio. Qué bestias...

En este sentido, se nota bastante el cuidado que los desarrolladores han puesto en las opciones de audio; no en vano en las bases de Cinelerra hay un proyecto que nació con vocación de editor de sonido y no de vídeo. Así que podemos estar orgullosos de la capacidad de nuestro programa en este campo. En el lado malo, tengo que señalar que en Ubuntu 12.10 he detectado algunos problemas a la hora de la reproducción de sonidos a través de sistemas digitales (hdmi). No obstante, se solucionan pasando la reproducción a salidas analógicas tradicionales desde la ventana de configuración de sonido de Ubuntu. Esto además es bastante recomendable, pues conviene trabajar con unos buenos cascos puestos; esta será la única manera de controlar verdaderamente el sonido de nuestros vídeos y no llevarnos sorpresas desagradables después. El otro gran problema a que se enfrenta Cinelerra (y cualquier editor de vídeo en Linux) es el de la latencia de audio; este es un problema que nuestra plataforma arrastra desde hace tiempo, y que no tiene fácil solución, aunque de un tiempo a esta parte las cosas han ido mejorando, y probablemente muchos de nosotros no notaréis problemas de latencia. Resumiendo muchísimo, esto de la latencia es la diferencia de tiempo entre el momento de procesarse un sonido y el momento de reproducirse. Si la latencia es demasiado grande, resultará difícil sincronizar el audio con el vídeo, y la experiencia de edición puede llegar a ser un suplicio. Como el problema se las trae, dedicaré un vídeo específico a aportar soluciones, por si las moscas. No obstante en la actualidad yo no padezco de latencias abrumadoras, así que puede que la situación haya mejorado con los últimos kernel de Linux. A saber, yo de estas cosas ya sabéis que ando justito...
Una opción más sencilla de entender es la de la selección de la velocidad de muestreo. Aquí en general conviene indicarle a Cinelerra que elija 44100 hertzios, que se entiende como una medida de calidad propia de los CD de audio. Si podéis configurar vuestros sistemas de grabación para que recojan el sonido con esta velocidad de muestreo, mejor. Tasas más bajas corresponden con calidades inferiores, y más altas con calidades superiores, pero perceptibles sólo por algún tiquismiquis. Por supuesto, cuanta más calidad, más peso del proyecto, eso también hay que sopesarlo.

Tasas de muestreo disponibles en Cinelerra

En cuanto al vídeo propiamente dicho, también contamos con abundantes opciones. Podemos controlar con exactitud el tamaño de nuestros archivos de salida en cuanto a anchura y altura de los cuadros. Como apunto en el vídeo, a Cinelerra le da más bien lo mismo el tamaño de los archivos de entrada; simplemente recogerá lo que le demos y si sobra sitio, el objeto (foto o vídeo) aparecerá rodeado de bandas negras, que haciendo un símil con Gimp, es el color de la "capa fondo" de cada proyecto. Si por el contrario el tamaño sobrepasa los límites de nuestro proyecto, el objeto aparecerá ampliado y sorbrepasando los bordes de nuestra "pantalla", por lo que tendremos que redimensionarlo para que se adapte al nuevo tamaño. En teoría Cinelerra acepta resoluciones de hasta 4k (vamos, una burrada). En la práctica no os recomiendo que paséis de 1080 y sólo en el caso de contar con una buena máquina. Cinelerra es un programa pensado para edición a nivel profesional; sirva como prueba de ello el hecho de que cuenta con una opción de "renderizado en granja". Este término hace referencia a complejas configuraciones de múltiples procesadores funcionando en red y compartiendo trabajos de renderizado de vídeo, lo cual como es lógico está al alcance de muy pocos usuarios normales. Supongo que haciendo uso de unos cuantos ordenadores configurados de esta manera sí que será posible editar a resoluciones de 4k sin mayores problemas, pero me temo que nunca tendré la oportunidad de comprobarlo.
También disponemos de opciones de tasa de cuadros por segundo (el llamado framerate). Generalmente la tasa recomendada para las televisiones en Europa es la de 25 frames por segundo, que corresponde con el llamado formato PAL (en realidad tanto el formato PAL como el que mencionaré a continuación tienen otra serie de especificaciones, pero para lo que nos interesa en este momento, nos sirve el dato de la tasa de cuadros como referencia). Por su parte, la tasa de 30 frames corresponde con el formato NTSC, común en EEUU.

Opciones de framerate predefinidas

De todas formas, esto de la globalización ha liado un poco las cosas, y además muchas televisiones modernas cuentan con velocidades de refresco adaptables y en muchos casos superiores a las clásicas PAL o NTSC. De modo que conviene enterarse de qué tasa de refresco estamos empleando en el momento de la grabación y en el aparato que reproducirá el vídeo definitivo, y armonizar ambos dispositivos, si es posible. La tasa de 24 cuadros es la clásica del cine y la que se emplea en reproductores BluRay. Esto de las tasas de cuadros por segundo es un asunto muy interesante, y si apostáis a que hago una miniserie sobre tecnicismos de vídeo, del mismo pelaje que la que estoy haciendo sobre gestión de color, probablemente ganaréis. Así que no me extiendo, que luego nadie ve los vídeos. De momento os aconsejo que evaluéis a qué tipo de monitores, televisores o proyectores está destinado vuestro proyecto, y en función de ello podréis configurarlo adecuadamente. No obstante, también tendréis que tener en cuenta la tasa de vuestros archivos de origen. Lo ideal en este sentido es hacer los menos cambios posibles, para evitar molestos fenómenos ópticos. Por cierto: si os dedicáis a elaborar tutoriales, con una tasa de 15 frames ya es suficiente para que el ojo humano no perciba los "fotogramas" individualmente, es decir, se produce la ilusión óptica del movimiento en que se basa la magia del cine. Lo digo por si andáis justos de máquina, reducir la tasa de cuadros es siempre un truco que ayuda.
Otro punto importante que no menciono en el vídeo es el tema del entrelazado. También se trata de un asunto que trataremos en su día, pero viene bien indicar que, en principio, podemos usar el modo "not interlaced" ("desentrelazado", "no entrelazado" o mejor llamado "progresivo"). Este es el método más común en la actualidad, desde la masiva incorporación a nuestros escritorios y salones de las televisiones de Alta Definición y las videocámaras digitales modernas.

Opciones de entrelazado

Nos encontramos, como sospecharéis, con el polémico asunto de los 1080i y 1080p. Por suerte, poco a poco se va abandonando la práctica de endosarnos los 1080i, que no dejan de ser un engañabobos. El modo de entrelazamiento ("interlaced" en inglés, de ahí la "i" frente a la "p" de "progressive") era bastante más común en televisiones "antiguas", de las de tubo de rayos catódicos (que no tienen nada que ver con los reyes, que eran sus majestades católicas, apostólicas, etcétera). En cualquier caso, para el tema que nos ocupa lo que más nos interesa es conocer la manera en que nuestros archivos de entrada han sido grabados: averiguad si graban en 720p, 1080p o con las correspondientes entrelazadas (con las mismas resoluciones pero con una "i" en lugar de una "p"), y ajustad el proyecto en consecuencia. De esta manera sincronizaréis el formato de salida con el de entrada y eliminaréis molestos artefactos de vídeo.
Tampoco hable en el vídeo de otra de las opciones con las que cuenta Cinelerra: la elección del espacio de color. Mejor dicho, no hablé del espacio YUV, que viene a ser una adaptación para el vídeo del espacio RGB. Por lo visto el YUV da mejores resultados por que "oculta" mejor algunos defectos en la transmisión del color a los que son propensos los aparatos reproductores de vídeo. Yo he probado los dos y debo tener también los ojos tontos, no noto la diferencia...

Espacios de color para el nene y la nena

Controladores de pista

Poco hay que añadir sobre estos botones que no haya sido mencionado en el vídeo con suficiente claridad (espero, nunca las tengo todas conmigo). Junto con las líneas de composición, que veremos en otro capítulo, son probablemente los controles más importantes de todo el programa, aunque aparentemente sus funciones son muy sencillas. Desgraciadamente su importancia radica no tanto en su utilidad como en la posibilidad de provocar desastres en la edición. Uno que ya va teniendo experiencia en el uso de Cinelerra, ya ha aprendido unas cuantas lecciones.

Cuántas horas de diversión me han dado estos hijos de...

Anécdota: en el capítulo segundo de la serie dedicada a la gestión de color llegué a trabajar con hasta 8 pistas de vídeo. Tras unas cuantas horas de edición y renderización, un minúsculo error en la selección de las pistas trajo como consecuencia que todos los elementos del vídeo bailaban por la pantalla cual bruja en akelarre poseída por el espíritu de Belcebú. El fallo había estado en una serie de operaciones de composición que realicé sobre las pistas equivocadas. Por eso creo que lo más importante que puedo decir sobre los controles de pista es que hay que estar siempre pendiente de que los cambios que estamos introduciendo se efectúan en las pistas deseadas. Y la mejor manera para tener todo controlado es desactivar las pistas que no vamos a editar. Por suerte, la combinación "mayúsculas + clic" facilita enormemente este proceso. Os recomiendo que sigáis la serie para que podáis comprobar esto que os digo mediante sucesivos ejemplos. En realidad esto no es tanto un defecto de Cinelerra como probablemente un problema mental mío; sea como fuere, tenedlo en cuenta.
Para concluir este artículo, creo que es importante destacar las múltiples opciones que nos brinda Cinelerra en cuanto a composición y edición de las pistas. En este sentido, me recuerda vagamente a programas como Photoshop o Gimp, en el sentido de que nos proporciona un montón de herramientas que permiten al editor una gran libertad de acción. No hay demasiadas cosas predefinidas o prefabricadas en Cinelerra. El proceso de edición tiene un aire de trabajo artesanal que al principio puede abrumar un poco; sin embargo, y dándole una oportunidad al programa, poco a poco nos damos cuenta de que las diferentes herramientas están diseñadas pensando en dos factores: versatilidad y libertad de acción. Probablemente esta es la diferencia fundamental con otros editores de vídeo en Linux, como Openshot o KdenLive (este último se le aproxima bastante, pero su interfaz no termina de convencerme, es demasiado complejo acceder a determinadas acciones críticas en la edición). Seguramente tendréis la sensación de que pretendo venderos un burro cojo haciéndolo pasar por joven alazán, pero estoy seguro de que a medida que pasen los capítulos terminaré convenciéndoos. ¡Seguid atentos al canal!