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jueves, 21 de febrero de 2013

Vídeo-Distro #7: CrunchBang 11 Waldorf



El arranque de la serie dedicada al análisis de distribuciones Linux tomó como punto de partida combinar el comentario sobre la distro en sí con la elección de una u otra en función de su entorno de escritorio. En este sentido, creo que una de las cosas que llaman la atención es la impresionante variedad de escritorios de que disponemos en Linux. Esto se puede tomar de varias maneras, si somos optimistas decimos que hay diversidad, y si somos pesimistas que hay fragmentación. Sobre este asunto ya profundizaré otro dia. Siguiendo la misma línea de los últimos capítulos, hoy le toca el turno a uno de los entornos que pueden ser más convenientes si nos atenemos a dos criterios: consumo de recursos y posibilidades de configuración. Y es que OpenBox, el entorno de hoy, es sin duda el peso pluma en GNU-Linux (no suelo usar este término, pero por una vez voy a ser exacto en la terminología, disculpadme). Y si hablamos de OpenBox tenemos la obligación de empezar por CrunchBang, una de las distribuciones más interesantes en la categoría de "ligeras y customizables". Ya adelanto en el vídeo que el resultado del análisis es positivo, pero vamos a echarle un vistazo a los detalles.



CrunchBang 11 "Waldorf"

Se trata de una de las muchas distribuciones que comenzó siendo un rediseño de Ubuntu y pasó a la independencia subiendo un escalón en la genealogía y pasando a depender de Debian. Creo que el hecho de que este proceso sea algo muy habitual es significativo: los desarrollos comienzan como una manera de reivindicar una opinión sobre Ubuntu, generalmente negativa, y aportando soluciones a los problemas de la distro de Canonical, y tras un proceso de maduración terminan yéndose a soluciones más estables. Creo que deberíamos tomar nota de estas cosas, sobre todo cuando consideramos que Ubuntu no nos da todo lo que necesitamos. Centrándonos en #! (esta es la abreviatura de CrunchBang, por mucho que me guste el nombre es un poco pesado escribirlo entero), llama la atención la atención a la estética de este sistema. Para explicar la filosofía de diseño de #!, nada mejor que una cita directa del foro de debate de su portal:

Debian is great but it's like some Communist country that after the revolution has purged itself of its artists as "bourgeois reactionaries" :
apt-get purge artists
Creo que la cita se entiende bastante bien aunque esté inglés, y aparte del chiste, encierra una verdad como un templo: por muchas novedades que se introduzcan en los entornos modernos, todos muestran defectos de consistencia desde un punto de vista estrictamente estético y, lo que es más grave, funcional. Pero como todo es cuestión de gustos, la elección de OpenBox genera un escritorio con una clara tendencia minimalista, que probablemente no apruebe todo el mundo. Personalmente me parece que proporciona un ambiente de trabajo atractivo, aunque se echa de menos algo de color en el diseño por defecto. Da la impresión de que #! está pidiéndote que le configures hasta dejarlo a tu gusto, invita a ello. Otro asunto del que hablaré después es el de la configuración.
En cuanto a los aspectos técnicos, sorprende un poco la elección del kernel, un relativamente anticuado 3.2, que parece justificarse en aras a la estabilidad por encima de todas las cosas. El sistema cumple esta expectativa a la perfección y no muestra ningún tipo de problemas. Por otra parte, y como era de esperar, el consumo de recursos se reduce al mínimo.  Si hay alguna distribución que podría funcionar en una calculadora de bolsillo, es esta: 100 megas escasos de RAM la hacen correr como una bala.

Instalación

El proceso de instalación es sorprendentemente sencillo, tratándose de una distribución con fama de complicada. Una vez descargada la iso de su página web, que se puede copiar fácilmente en un  pendrive (ocupa un 820 megas, olvidaos de los CD's) mediante las instrucciones correspondientes (yo me las salté y lo hice con Unetbootin), nos encontramos con un sistema completo y listo para funcionar en modo Live, o pasar directamente a colocarlo en el disco duro:


A pesar de la sensación devastadora que produce esta primera pantalla negra, el resto del ciclo de instalación es amigable; sobrio, sencillo, pero bien pensado y fácil de seguir aunque no se tengan muchos conocimientos. Las primeras pantallas son las típicas de selección de idioma, teclado...


Tras estos pasos protocolarios, la siguiente ventana comienza a detectar el hardware y configurar componentes, algo que tarda muy pocos segundos:


Tras este paso, toca configurar usuarios y contraseñas:




Y al fin llegamos al meollo del asunto: la selección de particiones. Este habitual mal trago para los novatos se soluciona de una forma muy simple y elegante, mediante sencillos mensajes del estilo: "haz clic aquí si no sabes lo que estas haciendo, pedazo de mendrugo":


Si en realidad sí sabemos lo que estamos haciendo, siempre podemos particionar nosotros mismos, aunque realmente las cosas son tan fáciles en el modo guiado que casi ni apetece. En el modo guiado tenemos incluso control sobre cómo organizar las particiones, separando /home por ejemplo:


Si nos equivocamos o queremos corregir alguna cosa, sólo tenemos que hacer clic en el botón de retroceder, y pasamos a un índice que nos permite seleccionar el capítulo de la telenovela que prefiramos:


Una vez particionados los discos, se nos presentan un par de ventanas de confirmación (ojo en ese paso, hay que marcar la casilla para aceptar las particiones, si no lo hacemos nos devolverá automáticamente al paso anterior) y da comienzo la instalación propiamente dicha, un proceso que dura menos de 10 minutos:


El proceso termina con una pantalla que quiero que veáis porque da una de las escasas notas de color de #!: una bonita "i" azul:


Tras el reseteo, entramos en contacto con la elegancia de #! y su pantalla de inicio de sesión, con un agradable fondo gris:

¿A que da miedo?

Y tras loguearnos, el escritorio propiamente dicho, que nos da la bienvenida como los buenos anfitriones: una script en terminal que encierra algunas sorpresas:

¡Hola! ¡Bienvenido a una escala de grises!

En realidad este script es un completo asistente de post-instalación que nos ayudará a añadir algunos programas típicos que no vienen incluidos en la distro por defecto. Entre ellos se encuentran cosas como el soporte para impresoras, Java, LibreOffice, herramientas de control de versiones, un montón de paquetes de Python, OpenSSH, Apache 2, herramientas de desarrollo... Todo de una manera sencilla, simplemente escribiendo "Y" (yes, o sea, sí) o "N" (no, o sea, no) cuando lo creamos conveniente:

Agente de post-instalación: excelente idea

Tras lo cual podemos dar el proceso por terminado. Sin duda un paseo agradable y bien organizado, uno se termina como Miss Daisy acompañado por un elegante (y negro de piel y de vestir, todo muy al estilo #!) Morgan Freeman.

Lo negativo

Como no podía ser de otra manera, #! asusta. Sobre todo por OpenBox y su manera de entender el proceso de configuración. Espero que no se me malinterprete, en realidad modificar el escritorio es algo sencillo, basta con cambiar variables en plantillas XML. Pero si no estás avezado a ello, asusta, sin más.

Editando OpenBox... glups

Comprendo y acepto la idea de los desarrolladores de #! al elegir esta estrategia de configuración. En realidad no hay forma más sencilla y robusta de dejar el entorno como nos guste. Pero al mismo tiempo creo que es una forma de decirle a los novatos que si no saben editar estos archivos, #! no es para ellos. Y es una pena, porque de otra manera esta distro podría llegar a tener una gran popularidad.

Lo positivo

Como de costumbre, Linux tiene dos caras, y la dificultad de configuración de OpenBox o Conky es buena muestra de ello: si sois usuarios avanzados (relativamente) o queréis aprender cosas nuevas, #! es una recomendación obligada. Como su mismo autor indica, configurar #! es una especie de videojuego, y si sabes cómo se hacen las cosas es fácil y divertido al mismo tiempo. Además de esta ventaja que puede ser subjetiva, hay otras cosas muy buenas de esta distro que casi se dan por supuestas: velocidad del sistema, estabilidad a prueba de bomba, ligereza, poca exigencia con la máquina. Absolutamente ideal para ordenadores antiguos o Netbooks de primera generación que todavía no hayan explotado. Otras cosas que me gustan son la inclusión de Conky, que es un excelente programa para mostrar widgets sencillos sobre el fondo de escritorio, o la inteligente barra superior Tint 2, que es al mismo tiempo un lanzador de aplicaciones, un área de programas abiertos y un selector de espacios de escritorio.

En resumen

Si alguien me hubiese dicho hace unos meses que iba a acabar disfrutando de CrunchBang y OpenBox habría preguntado primero de qué carajo estaba hablando y después habría respondido con un sonoro "¡Ja!". El caso es que este bendito blog me ha dado la oportunidad de comprender que lo que se conocen como "distros difíciles" son en realidad "distros fáciles de las que no sabes todo lo necesario". #! aporta valiosas lecciones en este sentido. Lo que no debe ser difícil es el proceso de instalación. Y en este caso no lo es. Y lo que sí que es difícil es conseguir un sistema tuneable hasta el desmayo y que al mismo tiempo sea estable y no consuma apenas recursos. Eso sí, si el esfuerzo no lo hace la máquina, tendrá que hacerlo el usuario. Si sabes editar XML (en realidad no hace falta saber demasiado, simplemente hay que evitar tocar donde no se debe) o quieres aprender a hacerlo, #! es una delicia. Y si no sabes tampoco pasa nada, ya irás aprendiendo; el sistema seguirá funcionando y permitiéndonos trabajar aunque las circunstancias tecnológicas hayan condenado al ostracismo a tu viejo PC. Una grata sorpresa esta distro, celebro haberla conocido.

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