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miércoles, 9 de octubre de 2013

Manual Calibre #6: Interfaz de dispositivos


Poco a poco nos hemos ido acercando al corazón de Calibre, que no es otro que su capacidad de comunicarse con nuestros lectores de libros electrónicos. La suerte es que, a diferencia del resto de opciones que hemos ido viendo hasta ahora, la interfaz de comunicación con nuestros dispositivos lectores es muy sencilla y bastante intuitiva. Así que felicitémonos, hoy sólo acribillaré vuestros sufridos oídos con siete minutos y pico de mi molesta voz nasal y aflautada. Lo de la prosa, por desgracia, ya veis que no tiene arreglo, por corto que sea el vídeo...
Quizá lo más importante para que el proceso de copia de libros a nuestros lectores sea cómodo y no nos dé quebraderos de cabeza es haber configurado previamente a Calibre de la manera correcta. Esto implica sólo un par de cosas, a saber: que el formato de nuestros libros electrónicos sea compatible con nuestro lector, y, en el caso de que los libros estén en un formato incompatible, hacer la conversión adecuadamente con las herramientas que el mismo Calibre nos proporciona. En este sentido, os recomiendo echarle un vistazo al resto de capítulos de la serie, o que os encomendéis a San Google para encontrar las especificaciones de cada libro, en el caso de que las preconfiguraciones automáticas (que San Torvalds y el papacito Stallman las bendigan) os den algún problema.



Por lo demás, no queda mucho que añadir, porque en realidad el mecanismo de copia es más simple que el mecanismo de un botijo. Aunque sí que puedo sugerir algún uso interesante por si no se os había ocurrido antes: por ejemplo, gracias a la capacidad de "copia inversa" (o sea, pasar los libros desde el lector a Calibre en lugar de la vía "normal") podemos convertir nuestros lectores en unos cómodos sistemas de almacenamiento de libros en el caso de que no tengamos un lápiz usb a mano. Ah, y una de las más interesantes la he sugerido en el vídeo, y está relacionada con una opción de la interfaz, la de poder eliminar los títulos de nuestra base de datos principal una vez que los hemos copiado al lector. Esta opción, en principio de dudosa utilidad, tiene sentido si conocemos una de las funciones que más me gustan de nuestro querido Calibre. Esa función misteriosa será la protagonista del siguiente capítulo. 




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