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sábado, 2 de marzo de 2013

Gestión de color en Linux #5: Gestión de color en programas



Sin avisar ni nada, al más puro estilo UnaDe25, salimos con otro capítulo de la serie de Gestión de Color, con un corolario que algunos de vosotros habíais solicitado y que espero que complete los contenidos de este tema, que aunque es más amplio de lo que aporto, cubre lo necesario para adentrarse en este tenebroso terreno de la gestión de color.


En el vídeo aporto una sencilla guía para la instalación de perfiles icc y su uso en las aplicaciones libres más usuales en el ámbito de la imagen. Aunque la tarea es sencilla mediante el uso de un sencillo comando de instalación, si queréis una colección mayor de perfiles hay un montón de páginas donde están convenientemente almacenadas. Una de ellas es la de color.org, donde podríes descargaros un montón de perfiles icc en su sección de recursos.


Tener un montón de perfiles diferentes está bien, aunque al final lo importante es tener el monitor bien calibrado, un perfil tipo sRGB para las fotos que vayáis a colgar, y los CMYK que sean necesarios si vais a llevar vuestros trabajos a imprenta. Lo complejo en este sentido es lo de los perfiles CMYK, pues tendréis que informaros adecuadamente de cómo trabaja el laboratorio al que vayáis a llevar vuestras fotos. Si el laboratorio no os informa adecuadamente, u os dice que eso de los perfiles da un poco lo mismo, mal asunto. Una foto que no haya sido preparada para un perfil CMYK nunca se va a ver de la misma manera que la misma imagen en RGB.

RGB vs. CMYK

Aunque ambos modos reflejan teóricamente un montonazo de colores, nunca se llegan a corresponder de forma exacta y además el modo RGB tiene un espectro de color mayor. Esto se debe a que estos espacios están pensados para propósitos diferentes, a saber: la visualización en pantalla y la impresión sobre papel, respectivamente. En este sentido, son un montón de factores los que intervienen para que después de todo el proceso, lo que vemos en pantalla sea diferente del resultado impreso. Un monitor emite luz y un papel la refleja. En el monitor los colores ocupan píxeles, y en el papel los colores son pequeños puntos que entran en contacto los unos con los otros. Una cosa es la tinta y otra los diminutos LED. Podríamos continuar con las diferencias, pero sería una tarea interminable e inútil. La cosa es tener claro que un paso fundamental antes de imprimir es intentar adivinar cómo va a quedar la foto impresa. Si no convertís vuestras imágenes al modo CMYK mediante un perfil concreto, podremos encontrarnos con los típicos problemas de desaturación de ciertos colores, azules que son violetas, aplanamiento general de la imagen, negros que no son tan negros como deberían... nada que no le haya pasado a cualquiera de nosotros antes de ponerse a estudiar el tema. Pero como una imagen vale más que mil palabras, a continuación os dejo una comparativa de ambos modos que puede resultar esclarecedora:

Comparativa RGB vs. CMYK. Fuente: Thinkpro
En conclusión: si vais a imprimir, y queréis impresiones exactas, llevad vuestros archivos a un laboratorio profesional (a la larga sale más barato que montárselo en casa, las tintas son prohibitivas y para fotografía "pro" hacen falta impresoras de un montón de cartuchos, o dos impresoras si además imprimís en blanco y negro), donde os informen de qué perfil exacto utilizan, que os lo proporcionen si pueden o que os indiquen cuál es para descargarlo vosotros mismos. Eso sí: si no sois quisquillosos, os podéis ahorrar ese trabajo. Una foto es una foto, y lo que importa al final es el motivo y no lo de obtener "un azul exacto a escala nanométrica".

Soft Proofing

De todas maneras, seguimos con un problema: si estoy editando una foto, que veo en un monitor, que trabaja en RGB, ¿cómo demonios sé de qué manera se verá la imagen en CMYK? Si os habéis hecho esta pregunta, os felicito, habéis comprendido los principios básicos de la gestión de color, a pesar de la discutible calidad de mis vídeos. Los monitores funcionan en RGB por mucho que carguemos perfiles CMYK. Por suerte, tenemos una ventaja: los monitores suelen tener una gama de colores más amplia que las impresoras, de modo que se puede simular mediante software el resultado de una impresión. Esto es lo que se llama Soft Proofing o "prueba de impresión". Las pruebas de impresión son una forma de representar gráficamente cómo se verá la imagen en papel, pero en el monitor. Para realizar un Soft Proofing adecuado hay que tener en cuenta lo siguiente:
  • Un monitor calibrado
  • Un perfil CMYK calibrado para una impresora y un papel determinado
  • Un buen par de ojos
Con todos estos requisitos cumplidos (de nuevo aquí es importante el papel del laboratorio, que os tendría que pasar el perfil concreto y calibrado para la combinación de impresora y papel que vayáis a escoger) podremos pasar a marcar la opción de prueba de impresión en el software que estéis utilizando. Los cambios suelen ser muy sutiles (de ahí el tercer punto), y  generalmente obtendréis cierta desaturación en los tonos, que es algo inevitable la mayor parte de las veces. Esto ocurre sobre todo en los tonos rojos más saturados, que son difíciles de reproducir en las impresoras. Si sólo tenéis este resultado, daos por satisfechos, porque es lo normal. Si en cambio tenéis variaciones de tono (un rojo que se vuelve naranja, o un azul que se vuelve violeta), entonces tendréis que cambiar el propósito de impresión o intentar otro procesado en la imagen alterando valores de luminosidad, balance de blancos, etc. Los programas de edición de imagen tienen también una opción para marcar el límite de gama (gamut) de los colores de la foto. Dependiendo del software, se marcará con un color u otro las áreas de la imagen donde existan colores que nuestra impresora no puede reproducir. Estos colores "rebeldes" serán reproducidos en papel buscando alternativas que estén dentro de la gama, de acuerdo a algoritmos que seleccionamos mediante los diferentes propósitos (ya sabéis: perceptual, colorimétricos...).

 

Modo CMYK en Gimp con "Separate+"

Por suerte, casi todos los programas importantes relacionados con la imagen en GNU-Linux gozan de soporte para este modo de color. Pero por alguna razón, se queda algo atrás el buque insginia, Gimp. El soporte para perfiles en este programa está evolucionando lentamente y es de esperar que de aquí a una próxima versión se ponga al mismo nivel de sus compañeros Scribus, Inkscape, Darktable, Rawtherapee, etc.
Pero al mismo tiempo, esta debilidad de Gimp se ve más o menos corregida merced a una de sus mayores virtudes: el apoyo de una comunidad de usuarios grande y activa. De modo que disponemos de un plugin, llamado "separate+" que proporciona soporte parcial para este modo de color. En el vídeo queda claro que este soporte es un poco "cutre", pero el caso es que funciona, y hace lo que necesitamos aunque sea haciendo uso de "trucos sucios", con capas en lugar de canales, y más cosas raras. Pero el caso es que funciona y de momento es a lo que tenemos que agarrarnos mientras Gimp siga recluido en el modo RGB (y los 8 bits, aunque ese es otro asunto).
Para instalar este plugin podéis probar a  buscar el en centro de software de Ubuntu el "gimp plugin registry", si es que no lo habéis instalado ya. Os proporcionará un montón de plugins, incluyendo el susodicho separate+. Si queréis probar a instalarlo vosotros mismos, podéis bajaros los binarios desde aquí. La sección de descargas de esta página enlaza a una web muy rara en japonés, pero podéis fiaros de mi.
Mediante separate+ podremos importar imágenes con perfiles CMYK, convertir imágenes entre diferentes formatos RGB, pasarlos a CMYK, y unas cuantas posibilidades más. Como os digo, funciona.
Para terminar, aviso a navegantes: ya habéis comprobado que estas series son como los malos toreros, nunca terminan de retirarse del todo. Así que no descarto prepara algún capitulillo más ni para esta de la gestión del color, ni ninguna otra de las que están en la nevera. He dicho.