Pero una vez, y tan solo por una vez, fue capaz de olvidar sus miedos y se lanzo al combate con la sola idea de disfrutarlo. De comunicarse con el enemigo con la única herramienta de su juego. Al fin, iluminado por este nuevo enfoque, consiguió no solo luchar sin miedo, sino que llego por fin a ganar.
No obstante, el fin de toda historia es el comienzo de una nueva. Y como veréis, la ausencia de miedo llevo a nuestro héroe a un vergonzoso fracaso.