Sigo con mi Oda a la escopeta. Como Calíope no ha tenido a bien otorgarme sus virtudes me veo obligado a mostrar y demostrar mi amor hacia esta preciosa clase de armas de la única manera que puedo. Esto es, haciendo vídeos en su honor.
No puedo más que intentar mostraros sus virtudes y señalaros lo siguiente: Un juego sin escopetas, es un juego que no merece la pena ser jugado.