Sin duda, uno de los momentos más importantes de este mes en el ámbito linuxero ha sido el lanzamiento de la distro que analizamos hoy, Fedora 18. No en vano estamos ante la versión del sistema del pingüino que se sitúa en el cuarto puesto de preferencias por los usuarios en Distrowatch, sólo por detrás de Mint, Mageia y Ubuntu. Tras un complicado proceso de desarrollo, finalmente tenemos ante nosotros la versión "Spherical Cow", que viene cargada de novedades interesantes para los seguidores de esta distribución. De todas formas, como veréis no todo son buenas noticias...
Antes de nada, el nombre
Por si alguno de vosotros se lo pregunta, un fedora es esto:
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Si no te sientes guapo con un fedora, es que no has nacido para ser fashion. Fuente: tipanga
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Sencillamente, uno de los sombreros más elegantes de todos los tiempos, cuyo único defecto es que se haya puesto de moda entre la comunidad cool-geek. Ojalá vuelva a caer en el olvido para volver a ponerme uno de esos. El nombre está tomado del logo de Red Hat, de la que hablaremos despúes y que para los no angloparlantes significa sombrero rojo. todo encaja, ¿verdad?
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Un precioso fedora rojo. Fuente: pcformat |
Instalación
El proceso es aparentemente sencillo pero tiene sus puntos débiles. Por lo pronto, el comienzo es alentador: disponemos de un live-dvd que se puede copiar fácilmente en un lápiz de datos, y con el que trastear un poco antes de lanzarnos a la instalación en disco duro. Para llevar a cabo esta tarea los chicos de Fedora han creado el programa instalador Anaconda, que trae algo más de facilidades a los más novatos. El proceso es sencillo al principio, saludándonos una pantalla de selección de idioma y teclado; es a partir de la siguiente ventana cuando creo que empieza el lío:
Aparte de un
bug en el apartado de "regionalización", lo que me mosquea es el método de selección de almacenamiento. Resulta un poco extraño ir navegando entre varios botones situados en las esquinas de la ventana, y algún enlace no visible situado donde menos te lo esperas. En el caso de la imagen anterior, apretando sobre el icono del disco duro accedemos a las opciones de almacenamiento, en las que podemos seleccionar nuestro disco duro...
...y poco más. El planteamiento de este asistente me parece bueno pero creo que necesita más orientación al usuario para determinadas tareas, sobre todo cuando se trata de mantener intactos otros sistemas operativos, seleccionar discos de arranque, etc. Incluso hace cosas raras, como indicarte que debes poner la contraseña de
root, pero no obligarte a hacerlo, con lo que luego hay que hacer un trampeo desde terminal si quieres tener privilegios de administrador; supongo que hay una razón muy profunda y muy importante para este tipo de comportamientos, pero como no la conozco, durante la instalación he tenido la permanente sensación de que estaba haciendo algo mal, que no podía ser tan fácil como me lo estaban pintando.
El sistema
Nos encontramos con la distribución más importante de las que derivan de
Red Hat Enterprise Linux (RHEL, para los amigos), que es a su vez una de las ramas más importantes de lo que viene siendo Linux. Esto implica que nos encontramos con un planteamiento y un funcionamiento interno paralelos a los de otras distribuciones, con lo que muchas cosas van a ser "parecidas pero no iguales". Por ejemplo, en Fedora no existe
apt-get como programa gestor de paquetes bajo terminal, sino que tenemos a
yum, que hace lo mismo pero con comandos ligeramente diferentes. De igual modo, los archivos con extensión .
deb no funcionan, y tenemos como alternativa para descargar archivos de instalación aquellos que tengan la extensión .
rpm. Estoy seguro de que muchos "fedorianos" que estén leyendo estas líneas estarán poniendo ahora el grito en el cielo, y con razón. No es que Fedora o Red Hat sean diferentes; todas las ramas de Linux están en igualdad de condiciones, es decir, todas tienen sus planteamientos y no hay un estándar establecido. Digo lo que digo porque este blog está orientado principalmente a novatos en el mundillo Linux, que probablemente han comenzado a experimentar con aquello que tienen más a mano a través de los medios de comunicación de la red: Ubuntu o Mint, principalmente. Y en este sentido, el paso a Fedora puede ser traumático si no hacemos el conveniente aviso de que en otros sistemas las cosas se hacen de otra manera o emplean otras herramientas.
Por lo demás, Fedora no tiene mayores diferencias con cualquier sistema, de la familia que sea. El entorno por defecto es
Gnome 3, asunto al que le dedico gran parte del metraje de la vídeo-distro. Ni me convence, ni temo que llegue a convencerme nunca este entorno de escritorio. Sé que hay un montón de extensiones con las que dejar Gnome 3 a nuestro gusto, recuperando cosas perdidas o añadiendo funcionalidades nuevas. Pero este es un problema que también se le achaca a Unity y, en mi opinión, éste proporciona una mecánica de interfaz más "usable" que aquél. De nuevo nos encontramos con un juicio subjetivo, pero es la sensación que siempre he tenido con Unity y Gnome: Con unity, siendo un entorno más rígido, termino trabajando antes y encontrándome a gusto antes que con Gnome 3. En este sentido, creo que ambos escritorios son más incómodos que otros como KDE o Cinnamon, ambos disponibles, por cierto, para Fedora con un sencillo sistema de instalación.
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Usando Yum para instalar cosas... fácil |
Lo positivo
Aunque parezca lo contrario, un montón de cosas. El sistema es rápido, muy rápido, aún usando un escritorio pesado como Gnome. Las animaciones proporcionadas por el gestor de ventanas
Mutter son suaves y elegantes, y en poco tiempo te terminas encontrando muy cómodo. Me ha encantado la estabilidad del sistema tras la instalación. Acostumbrado como estoy a los continuos mensajes de error de Ubuntu, sobre todo desde hace un par de versiones, es un auténtico placer empezar a trastear con el sistema y darte cuenta de que todo funciona como debe, y está listo para trabajar. En ese sentido, se nota el esfuerzo del equipo de desarrollo y de la comunidad fedoriana en aportar robusted al sistema con nombre de sombrero. También me ha gustado lo bien dotado que está el sistema de aplicaciones, merced a su sistema de repositorios, y lo rápido que funciona Gnome 3... sí, también este entorno tiene cosas positivas: es bonito, y va rápido. Y además es un sistema cuya filosofía, para bien o para mal, es la de la innovación por encima de todas las cosas, así que nos encontraremos con todo actualizado al máximo: tanto el kernel como la mayoría de los programas están a la última, y eso siempre es positivo (salvo las regresiones, claro).
Lo negativo
Me da rabia que lo más negativo que le he visto a Fedora no tenga que ver directamente con Fedora. Pero es que no trago a Gnome 3. El caso es que estoy empezando la serie de vídeo-distros, y estoy aprovechando al mismo tiempo para ir hablando de los entornos de escritorio paralelamente a la descripción de las distribuciones en sí. Vaya esto en mi descargo, porque lo que menos me ha gustado de Fedora es lo complicada que se hace la interacción con el escritorio por culpa de Gnome. Soy consciente de que Gnome 3 es un entorno pensando para funcionar a base de teclado y eso es algo con lo que estoy de acuerdo. Si disponemos de un centenar de botones delante de las manos es para poder usarlos, y es obvio que la forma más rápida de hacer cosas con un ordenador es mediante atajos de teclado. Pero incluso siendo un defensor confeso de esta filosofía, creo que con Gnome 3 se han pasado tres pueblos. Sencillamente no es cómodo usar el ratón. Cosas tan tontas como pasar de una aplicación a otra necesitan de dos o tres clics y eso no es de recibo. Incluso Unity, rígido y tecladero donde los haya, es más liberal y permite trabajar casi tan rápido con el ratón que con el teclado. Además de algunas cosas que son de aurora boreal, como el funcionamiento de la plantalla de bloqueo, que es más propia de una tableta que de un ordenador de sobremesa. Insisto: soy consciente de que todas estas cosas
tienen arreglo, que tenemos las extensiones y programas utilísimos como
Gnome-tweak-tool. Pero el problema es que en Ubuntu se puede sobrevivir sin Ubuntu-tweak o similares. En Gnome 3 no. O al menos es la sensación que tengo siempre que le doy una oportunidad a este entorno. Hay cosas que no están donde deben, y otras que ni siquiera están.
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Fedora 18 con KDE y el lanzador ROSA. ¡Esto sí mola, coño! fuente: linuxbsdos |
Por lo demás, y de ahí que me dé rabia que el apartado de cosas negativas esté quedando tan largo, poco hay que criticarle a Fedora. Si acaso, aunque esto es algo bastante típico de este sistema, las dificultades para que todo el hardware sea reconocido inmediatamente. En este caso, además, con las funestas consecuencias que podéis escuchar en el vídeo. Por muchos intentos que he hecho, no he conseguido hacer funcionar mi micrófono. Lo peor de todo es que sospecho que tiene que ver con alguna regresión en el Kernel, lo cual me preocupa sobre todo de cara a las siguientes versiones de Ubuntu, que probablemente traerán el 3.7. Si para entonces no consiguen arreglar lo de mi micro, me temo que tendré que quedarme en 12.10 o 12.04. Que para algo tengo un micrófono de los buenos, y no me parece bien que tengáis que aguantar mi horrible voz y encima hacerlo con una calidad pésima. En cuanto a otros elementos de hardware, no he tenido demasiados problemas, y ha detectado todo a la primera (audio, impresora, webcam), lo cual demuestra lo mucho que ha avanzado Fedora en este terreno. No he probado los drivers privativos de la tarjeta de vídeo, pero en
este enlace tenéis instrucciones para hacerlo. No es tan sencillo como en Ubuntu o Mint, pero se puede hacer, que es lo importante. Lo mismo hay que decir de cierto software privativo (códecs, flash, etc.); no está disponible de primeras, pero no hay que ser un genio para instalarlo. En ese sentido, Fedora se sitúa en una muy razonable posición de defensa del Software Libre, pero sin beligerancias antes el privativo.
Conclusiones
Una grata sorpresa la irrupción de Fedora 18. Me temía que fuese una distro incomprensible y sólo apta para entendidos, pero me he tenido que comer mis palabras. Fedora no es una distro para novatos, pero tampoco para gurús tecnológicos. Se queda en un confortable medio camino entre ambas posiciones, lo que en mi opinión le aporta elementos positivos de ambos mundos. Es lo suficientemente sencilla como para que un ubuntero cabreado decida emigrar, pero lo suficientemente potente y compleja como para que un informático esté entretenido o lleve a cabo sin problemas tareas avanzadas. Tengo mis dudas en el caso de que el cabreado sea un
ventanero, para quienes creo que hay otras opciones más fáciles de primeras. Pero en lo que es estrictamente Linux, creo que Fedora merece de sobra la alta consideración que tiene en la actualidad, y el elevado número de usuarios que disfrutan de ella.
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