La herramienta que vamos a examinar hoy puede ser una de las más complicadas y antiintuitivas si no conocemos bien todos los parámetros que incluye. Vamos a echarle un vistazo al temido compresor.
Antes de nada, la habitual definición técnica: Un compresor es una herramienta que nos va a permitir rebajar el rango dinámico del sonido a partir de un volumen determinado. El compresor es un elemento importante en todo estudio de grabación, y tiene múltiples usos, todos ellos basados en la idea de que un sonido homogéneo es más bonito (especialmente en lo que se refiere a voz humana) y nos permitirá seguir jugando con más efectos con algo más de margen de maniobra. Hasta aquí, todo bastante sencillo, ¿verdad?
¿Por qué el compresor suele ser mal entendido? La causa suele ser el uso no del todo correcto que podemos darle, sin conocer del todo qué posibilidades nos ofrece esta herramienta. Me explico: el compresor, en principio, es un plugin que nos ayuda a lo que su nombre indica, a "comprimir" el sonido de nuestro archivo, de forma que los picos de audio vean rebajado su volumen a un nivel adecuado. El problema del plugin es, al mismo tiempo, su principal virtud, pues cuenta con una serie de controles que nos permiten ajustar con mucha precisión qué partes del sonido se van a ver afectadas por el efecto, y en qué medida.
Y por si esto fuera poco, las opciones extras, representadas en pantalla por dos casillas de verificación en la parte inferior de la interfaz, nos ofrecen opciones extras que no están directamente relacionadas con la compresión de audio, si no más bien con la normalización. Y esta es habitualmente la causa de que, al aplicar el efecto, el resultado no sea el esperado. Porque, si se trata de comprimir el audio, no esperamos que este "suba" su volumen", pero esto es lo que ocurrirá si marcamos las opciones mencionadas. Cosa que no recomiendo en ningún caso, porque para eso tenemos ya un compresor hecho y derecho que podremos utilizar con más control sobre el resultado.
Usar el compresor puede ser una buena idea si lo que queremos es un sonido más "homogéneo", sin variaciones demasiado grandes entre sonidos más y menos intensos. Esto tiene otra consecuencia, y es que el sonido comprimido nos va a permitir más flexibilidad a la hora de añadir efectos a nuestros archivos, sin temor a "clipear" los picos por encima de los temidos 0 dB.
De esta forma, mi consejo es que, si estáis decididos a hacer una edición completa de vuestros archivos, utilicéis el compresor en primer lugar para conseguir una buena base, con margen de maniobra suficiente, sobre la que hacer trabajos más avanzados de ecualización, por ejemplo.
Me queda alguna cosa que añadir sobre este compresor que incluye Audacity. Como alguno de vosotros ya sabrá, el compresor por software no es más que una interpretación moderna de los tradicionales compresores por "hardware", que procesan electrónicamente la señal en tiempo real. Hay que señalar en este sentido que un compresor "físico" siempre va a superar en control y resultados a nuestro compresor por software, por lo que si buscáis resultados realmente profesionales, quizá os interese informaros en cómo montar un estudio de audio con sus correspondientes mesas de mezclas, compresores y demás parafernalia.
Este es el aspecto de un compresor "físico". Fuente: produccionhiphop.com |
Pero sin obsesionarse... actualmente se pueden conseguir resultados totalmente profesionales si contamos con un hardware (me refiero al micrófono) y un entorno adecuado, y para grabaciones sencillas no necesitaremos invertir las sumas que supone la adquisición de todo el equipo tradicional.
Otro punto importante para señalar es que nuestro compresor carece de algunos controles que los compresores más avanzados sí tienen. Me refiero al control de "rótula" (se le suele llamar con su nombre en inglés, "knee"), que nos permite transiciones suaves en el umbral de activación del efecto. Para entendernos, convierte la gráfica de compresión en una curva en lugar de un ángulo con un vértice recto, de forma que el efecto se aplicará de una forma mucho más suave.
Aunque parezca que esto no tiene demasiada importancia, sí que puede ser una herramienta interesante para ediciones complejas de sonido, o para trucos como el "de-essing", que consiste en la eliminación de los sonidos sibilantes ("eses") que se han pasado de volumen. Para acabar con las "eses" subidas de tono, existen plugins externos como Blockfish, que funciona en Audacity (creo que no en versiones Linux, una pena), pero también se puede conseguir con un buen compresor. Puies bien, el control de rótula es un elemento clave para eliminar estas molestas "eses" y el compresor que Audacity incluye por defecto carece del mismo, por lo que tendremos que buscarnos la vida de otra manera para solucionar problemas de este tipo.
Pero a eso ya le dedicaré otro vídeo, por hoy ya os he dejado bastante "comprimidos"...
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