Una de las ventajas del podcast es que se emite en diferido, esto es, se graba y la gente lo escucha cuando le apetece. Esto facilita bastante el proceso de grabación, pues nos da la oportunidad de corregir errores y repetir grabaciones fallidas durante el momento de la creación del programa, y más adelante podemos editar con tranquilidad para mejorar el resultado según el nivel de exigencia que le pongamos. Pero no os creáis que es la panacea. Quien os escribe tuvo la oportunidad años ha de hacer radio "de la de verdad" y, aunque la experiencia fue corta, aprendí bastante. Y os aseguro que es mucho más agradable la radio en directo. Imagino que es cosa de la adrenalina de "estar en el aire", de que cualquier error sea irreparable, de que no te puedes equivocar por que harías el ridículo delante de la audiencia (algo que a mi no me preocupaba, aquel programa tenía muchas cosas, pero lo que se dice audiencia, como que no) y todo un cúmulo de circunstancias que, al cabo de un par de programas, consiguen provocar en ti un estado de concentración próximo a una especie de trance radiofónico. También grabé algún programa y no es lo mismo, ni de lejos: te equivocas más, sabes que puedes corregir las cosas y eso te vuelve indulgente contigo mismo. Cuando hablas ante un público, bien de manera directa o a través de las ondas (el medio es lo de menos), cruzas un Rubicón personal; si no te gusta, ya sabes que es una experiencia que no volverás a repetir, a no ser que alguna combinación de circunstancias te obligue a ello. El miedo al público es algo difícil de curar, por muchos trucos baratos que os proporcionen a un módico precio. Si lo disfrutáis, estáis perdidos, os convertiréis en unos yonquis de la escena, porque las profesiones en las que uno se pone enfrente de un público tienen siempre un componente artístico, teatral.
De modo que si os lanzáis a grabar podcast, os recomiendo encarecidamente que algún día probéis el directo. Os lo digo porque, al fin y al cabo, si queréis hacer un podcast es que tenéis el gusanillo de la radio, habéis fantaseado con el micrófono, los auriculares, las sombras del estudio, la "pecera" con su habitante el técnico de sonido, que es quien en realidad hace que todo funcione (un saludo a Javi, "el Huracán del Naranco", por cierto). Si estáis hechos de esa madera, probad un podcast en streaming, que es lo más cerca que se puede estar de la sensación radiofónica auténtica con medios amateur y en casita.
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Vuelta a la realidad... tampoco está tan mal, qué demonios |
Para los que no podáis o no queráis arriesgaros, Audacity es un compañero inestimable. Mi intención en este vídeo, como casi siempre, no es tanto mostrar un tutorial completo y "cerrado", con instrucciones de uso estandarizadas para conseguir un fin concreto como presentaros unas herramientas cuyo uso imaginativo permite alcanzar vuestros propios objetivos. Al final, trabajar con Audacity es muy parecido a la edición gráfica o de textos. Tenemos un material con el que podemos jugar a nuestro antojo, modifcarlo, añadirle cosas, sumarle efectos, mejorarlo (o empeorarlo), etc. Es un terreno esencialmente creativo y que sólo requiere de conocimientos y técnica para conseguir buenos resultados. De este modo, con un poco de esfuerzos, conseguiremos algo verdaderamente especial: convertirnos en redactores, presentadores y editores de nuestro propio podcast. El "hágalo usted mismo" también es algo emocionante. Pongamos los pies en la tierra; de momento las herramientas las doy por sabidas, en el capítulo siguiente comenzaremos con los efectos.