¡Por fin una distro española! No es que falten ejemplos de sistemas Linux creados en el solar de los carpetos y betones, pero lo cierto es que este es el primer hueco que le dedico a una distro patria en nuestro blog.
Mea culpa, desde luego. Pero si os esperáis toreros haciendo chicuelinas o chulapos bailando el chotis, este no es vuestro artículo; la distro que analizamos hoy tiene raíces galaicas, de niebla y granito, de misterio, morriña y saudade. Ya su propio nombre nos deja bien clara su raigambre norteña: Trisquel, un nombre que alude a un símbolo solar que, aunque se puede encontrar en culturas a lo largo y ancho del mundo, tiene especial relevancia en el norte de Europa, la pretendida Europa céltica (porque es céltica y muchas cosas más, me cabrea un poco el mito celta, qué le voy a hacer) y sus ancestrales creencias paganas.
Espero que me haya quedado suficientemente poética esta introducción a la versión 6.0 de Trisquel, apodada Tutatis; porque otro elemento característico de esta distribución es su romántico objetivo de proporcionar un sistema absolutamente libre, sin ningún tipo de cortapisa privativa o
blob binario.
Tan libre es esta distro que durante su presentación en 2008 ocurrió uno de los advenimientos de Richard Stallman sobre tierras hispanas, momentos que aprovechó para su habitual apostolado, con aureola y todo
según cuentan los cronistas.
Ya metiéndonos en terrenos técnicos, hay que señalar que Trisquel apuesta por lo seguro en cuanto a paquetería, pues desde 2008 ha optado por la vinculación a los repositorios Main y Universe de Ubuntu, con las autoimpuestas limitaciones relativas al mencionado software de código no abierto; como no podía ser de otra manera, el kernel ha sufrido las correspondientes alteraciones para eliminar todo rastro de controladores privativos, lo cual, sumado a lo anterior, le ha conferido a esta distribución cierta aura de santidad GNU, y la conveniente (y merecida)
certificación por parte de la
Free Software Foundation. Para los que no lo sepáis, esta fundación promovida por el mentado Stallman proporciona una estricta serie de pautas que se deben cumplir a rajatabla para que una distro pueda obtener el apelativo de "completamente libre" por su parte. El hecho de que sólo ocho distros cumplan estos requisitos dice mucho del mérito que los desarrolladores de Trisquel a la hora de mantener "limpio" a su retoño.
Instalación
Uno se esperaría que, con todos los antecedentes anteriores, el uso de Trisquel fuera complejo, sesudo, muy "terminalero". Nada más lejos. Se nota bastante el toque Ubuntero en algunos de esos aspectos; concretamente, en lo que atañe a la instalación, nos encontramos con Ubiquity, el instalador de Canonical, que facilita enormemente el proceso. Ya lo digo en el vídeo, pero insisto: Ubiquity es "el instalador" por excelencia en la actualidad. Al menos de los que he probado, que son unos cuantos. El procedimiento es limpio, seguro y, sobre todo, rápido. El modo live, además, funciona a la perfección y el hecho de que la
ISO de Trisquel sea tan diminuta nos permite "llevarlo encima" en un pendrive o en una de esas cosas que parece que ya nadie usa y que se llamaban CD-ROM.
|
Y yo que me esperaba tener que sacarme una ingeniería para instalarte... |
Lo negativo
Debo advertir, por si acaso no ha quedado claro después de 11 entregas de vídeo-distros, que mis opiniones valorativas sobre los sistemas GNU-Linux son precisamente eso: meras opiniones. Con todo lo que de subjetivo e injusto puedan tener. En este caso, además, resulta todavía más complicado encontrar una respuesta simple a la pregunta de qué no me ha gustado de Trisquel. El hecho de que no cuente por defecto con apoyos privativos, que, según su propio lema "vaya por libre" me produce cierta sensación de vértigo. Es un poco como aprender a andar en bicicleta. Llega un momento en el que hay que quitar los ruedines y te hace ilusión, pero al mismo tiempo acojona. El desarrollo de los drivers libres para las tarjetas de vídeo avanza lento pero seguro, al ritmo pausado que la aburridísima ingeniería inversa permite. Pero por lo que voy leyendo y he podido comprobar por mi mismo, siguen sin sacar todo el rendimiento a nuestras tarjetas. Esto no sería un problema si no nos interesa jugar a lo último de lo último pero me parece preocupante debido al protagonismo cada vez mayor de OpenGL en las tripas de muchos programas dedicados a otros menesteres. Sea como fuere, si el uso que le damos a nuestras máquinas no necesita de esta clase de aceleración gráfica optimizada, no creo que ningún usuario note la diferencia en este sentido. Otra cosa más peliaguda es la cuestión de los codecs de audio, vídeo y flash. Respecto a los codecs, la solución es la transcodificación mediante OGG convert, programa incluido de fábrica en la distro. Con flash la cosa es un poco más complicada, aunque desde la propia página del proyecto nos señalan
alguna solución intermedia, al menos para ver vídeos en este formato.
|
Kernel 3.2. Un poquito anticuado, todo hay que decirlo |
Lo que está claro es que el uso de Trisquel supone un grado de conciencia tecnológica que presupone la aceptación de ciertas limitaciones. Es así: usar Trisquel es una forma de activismo, una reivindicación en sí misma. Esto es en esencia bueno pero si nuestro planteamiento es el de usuarios "normales" (entrecomillado, por supuesto, normales somos casi todos, menos algunos que he visto que tienen plaza en el parlamento) quizá encontramos estas limitaciones demasiado incómodas.
Lo positivo
Lo que más me ha gustado es la sorpresa de comprobar que el sistema es absolutamente "humano". Todo está en el sitio que se espera, no es necesario tener grandes conocimientos ni empollar documentación; es una distro pensada para que la use todo el mundo si le apetece y sin encontrar problemas. ¡Incluso con un centro de software al estilo Ubuntero!
|
¡Un centro de software! ¡Mola! |
Seguro que esta sorpresa que me he llevado está causada a pachas entre mis prejuicios y mi desconocimiento, pero me alegro mucho de haber aprendido la lección: el software libre, por el que me muevo aún de manera algo ambigua (aunque entre mis conocidos yo ya tengo el sambenito de ser un jipi antisistema y raruno), es mucho más amable de lo que pueda parecer, si en el lado de quienes desarrollan hay intención de que así sea. Este es otro mérito fundamental por parte de los programadores. Por si fuera poco todo esto, el aspecto es impecable y minimalista, consistente y atractivo. Os parecerá una tontería pero me ha encantado la fuente tipográfica empleada en el escritorio, limpia, ligera y pequeña, como a mi me gusta.
|
El escritorio tiene cierto aire a Elementary, ¿verdad? |
En resumen
Esta es otra distro de las emocionantes. No por su especial capacidad de configuración (el escritorio es un fork de Gnome 2, así que hay pocas cosas sorprendentes aquí), ni por su increíble capacidad técnica, rendimiento o actualización (el kernel es una versión de 3.2, de nuevo poco excitante y el rendimiento es bueno pero no increíble al estilo CrunchBang). Es emocionante por todo lo que implica. Es posible tener un sistema operativo totalmente funcional, trabajar con el, tener una "vida informática" normal y sin ningún tipo de dependencia de software privativo. Trisquel es la demostración de esta utopía.