¡Aquí comienza la nueva serie! Y era una obligación moral para mi empezar con este juego de karts, no lo he podido evitar... ¡la combinación de nostalgia y de diversión es demasiado potente para mi! Vamos a echarle un vistazo a SuperTuxKart, sus muchas virtudes y sus escasos defectos.
Lo cierto es que analizando estos juegos he sentido varias veces la fría punzada en el espinazo que provoca el darme cuenta de que me voy haciendo un abuelete. Y es que durante las partidas de prueba no he podido dejar de acordarme de las épicas carreras que me echaba, hace ya muchos años, con el magnífico Super Mario Kart de Super Nintendo. Puede que esté influenciado por sensaciones demasiado subjetivas, pero el caso es que creo que pocas veces se ha alcanzado como con aquel juego, semejantes cotas de competición, adrenalina y sana diversión. Y eso que tampoco era un juego especialmente llamativo gráficamente (aunque el modo X era una cosa de otro planeta, para aquella época y hablando de videoconsolas), pero es que su sencillez se veía plenamente compensada con la mecánica de juego y las físicas de los karts. Desde entonces, siempre he comparado cualquier juego de conducción "no realista" con aquel Mario subido en un coche de juguete y disparando caparazones, y casi ningún juego ha inclinado la balanza a su favor.
Pues bien, hete aquí que pruebo SuperTuxKart, en un principio con algo de suspicacia, esperándome un enternecedor ejercicio de emulación, pero sin mayores pretensiones... para encontrarme con momentos que se acercan mucho, muchísimo, a aquello que viví con la Super NES. Y eso es algo muy bueno.
¿Cuál es el secreto de SuperTuxKart? Es un juego en el que la habilidad y la precisión es la clave de la victoria, pero no es el único factor: también entran en juego la capacidad estratégica, el uso de objetos (cuanto más cabroncete seas, mejor), y el factor suerte también entra en liza. Con todos estos ingredientes, las partidas se vuelven muy impredecibles, y exigen una buena dosis de concentración, incluso jugando contra la máquina. Todo esto que acabo de decir era lo que convertía a Super MArio Kart en un juegazo, y STK es un digno sucesor de esta mecánica de juego.
La suerte de empezar con este juego es que puedo dedicar el artículo a ponerme nostálgico, porque las cuestiones técnicas no son fundamentales: el juego no necesita una gran máquina, y además es fácilmente accesible desde los repositorios de prácticamente cualquier distribución (y además se puede jugar desde Windows, y creo que también desde Mac, aunque no le he prestado mucha atención a eso, la verdad). Este es un juego con el que disfrutar, y con el que he disfrutado jugando. Prueba de ello es que incluso me he terminado el juego historia, y aun sigo jugando para seguir desbloqueando mapas, niveles de dificultad, vehículos... y ni siquiera me he puesto a descargarme más cosas. Este es un juego pensado para durar, sin duda.
Nótese en el mapa de la izquierda que me he pasado todos los circuitos del modo historia. Soy un "viciao"... |
Naturalmente, no todo es positivo: el juego es técnicamente flojito, sobre todo si lo comparamos con producciones actuales, y hay algunas cosas que no terminan de convencerme: hay que ser demasiado preciso para obtener los premios y objetos que aparecen sobre la pista, y a veces pasas a un milímetro de ellos (o esa impresión te da) y parece que el coche se empeña en sortearlos. Y luego está la IA, que en los modos de dificultad altos es directamente una psicópata; en serio, a veces llega a desesperar, y mi imagen soltando un improperio en el vídeo es un intento de imitar lo que me ha pasado más de una vez en partidas reales.
De todas formas, creo que todas estas cosas son menores en comparación con todo lo grande que tiene este STK. Simplemente diversión hecha píxeles, una cualidad que lo sitúa por encima de disquisiciones sobre shaders, motores gráficos, renderizados y demás pamplinas que nada tienen que ver con la competición pura y dura. No es que STK sea recomendable: es que es un juego imprescindible.
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