El funcionamiento libre y abierto de los sistema Linux tiene sus lados buenos y sus lados malos. Los buenos ya los estamos viendo poco a poco, con el granito de arena que ponemos desde Ude25 y la enorme aportación que hacen tantas páginas web, y, sobre todo, los usuarios que transmiten la realidad de Linux como un sistema operativo robusto, fiable, potente y libre. Del lado malo los amantes de Linux hablamos un pelín menos, pero inevitablemente está ahí. Creo que la principal carencia del sistema del pingüino está en los programas. Es frecuente perder batalla dialécticas frente a los defensores de Windows o Mac cuando se trata de comparar aplicaciones concretas, sobre todo orientadas a determinados ámbitos. Por suerte, este desequilibrio se está compensado poco a poco. Tenemos enfrente un futuro próximo bastante alentador, con las noticias que últimamente están rondando por los mentideros de internet. En el terreno de la edición de vídeo, parece que Lightworks está convirtiéndose en una realidad; en el videojueguil, Steam ya asoma la patita. En las aplicaciones ofimáticas, Libreoffice avanza cada vez más para convertirse en una suite aprovechable no sólo por los usuarios básicos, sino para poder satisfacer las necesidades más complejas de organizaciones empresariales o académicas. En el campo del diseño, andamos con Gimp, al que le queda todavía bastante camino por recorrer (sin olvidarnos de alternativas como Krita), y en el del revelado digital, pues ya sabéis, mi querido DT, que está a un paso de igualarse a sus correlatos privativos, y otros como Photivo permiten estar a la altura de las ventanas y las manzanas mordidas.
El caso es que quizá a los que venimos de los sistemas privativos nos falta cierta cultura de uso del software, me explico: estamos muy acostumbrados a que las aplicaciones nos proporcionen flujos de trabajo completos y cerrados, de forma que un proyecto determinado comience y termine mediante un sólo programa. Esto está muy bien, y es muy cómodo; naturalmente, detrás de suites como Photoshop, o Sony Vegas, hay equipos de cientos de programadores trabajando a tiempo completo, así que lo mínimo esperable es que ofrezcan productos completos. Y ese nivel de desarrollo es impensable en Linux, donde el esfuerzo principal por parte de la comunidad se va en el desarrollo del entorno. Lo cual es lógico. De todas formas, a poco que uno se organice, acaba entendiendo que el flujo de trabajo en Linux gira en torno al aprovechamiento de diversas fuentes de software a la hora de emprender un proyecto determinado. Estoy pensando en programas como Cinelerra, muy denostado y algo anticuado, pero que en mi opinión hace un trabajo muy digno si lo acompañas de otros programas para llevar a cabo las tareas que a Cinelerra, sencillamente, no se le dan bien.
Y de ese tipo de cosas vengo a hablar hoy para presentaros este video-artículo sobre la creación de panorámicas en Linux. DT no dispone de un sistema nativo para realizarlas, pero en realidad no es necesario si conocemos esta pequeña maravilla que se llama Hugin. De este modo, DT y Hugin se convierte en un ejemplo de uso de software complementario, algo básico cuando trabajamos con Linux.
Procesando las fotos en DT
En este caso, uso DT como excusa para mostrar el uso de un par de comandos muy útiles a la hora del procesamiento por lotes de las imágenes. Una de las claves del procesamiento de fotografías panorámicas es la de poder revelar cada una de sus partes de forma homogénea, para que el resultado no sea una fotografía con aspecto de ser un "mosaico" de varias tomas con diferentes luminosidades, saturación, enfoque, etc. El tedio de revelar una foto tras otra se soluciona en DT de una forma muy elegante, siendo necesarios sólo un par de clics para poder aplicar el mismo revelado a toda la serie de fotografías. Los pasos son los siguientes:
- Comprobar que la serie está correctamente tomada. No voy a ser redundante y creo que en el vídeo lo dejo claro. Lo importante es que las tomas estén tomadas con los mismos parámetros y suficientemente "solapadas". Aunque en el vídeo indico que la cámara tiene que ponerse en vertical, evidentemente esto sólo es necesario si la panorámica resultante va tener un formato horizontal. Existen otros tipos de panorámicas: verticales, cuadradas, etc. En cada uno de los casos, la orientación de la cámara deberá ser la que nos proporcione más información y proporciones más armoniosas.
- Edición de una fotografía. Al gusto, como de costumbre.
- Aplicar edición al lote completo. Aquí está una de esas soluciones simples pero brillantes que a mi me encantan: Basta con hacer clic en el botón "copiar" del plugin "Histórico de acciones", luego "seleccionar no marcadas" o "invertir selección" del plugin "Seleccionar", y vuelta al primer plugin con el botón "pegar". Et voilà! Todas nuestras fotos editadas en décimas de segundo de una forma simplísima. Ya sé que esto no es nada sorprendente ni mágico ni nada de eso, pero es que ya os digo que a mi estas ideas sencillas y funcionales me emocionan. Por ejemplo, siempre tengo un recuerdo cariñoso para el que diseñó los cajeros automáticos y se le ocurrió que la tarjeta se expulse antes que el dinero, para evitar que la gente se la deje olvidada. Brillante, sencillamente.
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| Tres botones para revelarlas a todas... |
El trabajo con DT termina con la exportación, y ahora nos vamos a lo bueno: Hugin.
Creando la panorámica con Hugin
Hugin es un programa pensado para la fusión de fotografías. Su funcionalidad es, desde mi punto de vista, prácticamente perfecta, como demuestra el hecho de que los propios desarrolladores han declarado como estable a su última iteración, algo muy raro en un mundo, el del software libre, donde estamos acostumbrados a versiones "0.0.X" que tardan años en evolucionar. En este caso, nos encontramos con una versión "2012.0.0" recomendada para uso general y orientada tanto a fotógrafos aficionados como profesionales o científicos.
De todas formas, no todo son buenas noticias. La interfaz del programa peca de una sosería que asusta a cualquiera. Además, nos encontramos con dos ventanas diferentes, lo cual puede ser confuso para los que no conozcan el funcionamiento del programa. El tercer problema que le veo se debe en el fondo a sus propias virtudes: al tratarse de una aplicación tan completa y con enormes posibilidades, podemos sentirnos un poco perdidos con la cantidad de opciones que ofrece, sobre todo en su configuración. No obstante, si lo único que queremos es conseguir una panorámica "normal" y rápidamente, la mecánica es realmente simple:
- Cargamos las imágenes con el botón correspondiente de la ventana que aparece al arrancar el programa. Hugin debería detectar las características del objetivo, algo importante a la hora de efectuar los cálculos de perspectiva y sus convenientes correcciones. en el caso de que no detecte el objetivo, Hugin cuenta con un programa para calibrar nuestros objetivos, llamado "hugin calibrate lens", incluido en el paquete.
- Alineamos las fotos dándole al segundo botón. El proceso es automático y relativamente breve, dependiendo de nuestro procesador. Una vez terminado el proceso, se abre una segunda ventana con la que podemos configurar diferentes parámetros. No abundaré en este terreno, aunque si os interesa puedo hacer tutos específicos explicando en profundidad las diferentes funciones. Ya sabéis, a comentar se ha dicho, que el que no llora no mama.
- Una vez dejamos la foto como queremos, le damos al tercer botón, y se crearán dos archivos: uno de proyecto, por si queremos modificar alguna cosa, y otro con formato de imagen con la panorámica propiamente dicha. El trabajo que hace, aún sin tocar nada, es espléndido.
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| Tres botones para fusionarlas... |
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| Y aquí el resultado final, ¡clic para ampliar! |
Disclaimer: Os pido disculpas a todos por la escasez de imágenes en este artículo. Desgraciadamente, he tenido un problema con mi disco duro la semana pasada y la copia de seguridad de mis archivos RAW también me ha fallado, por lo que en este momento no dispongo de material para repetir el proceso tomando copias de pantalla. La putada es de las gordas, como podéis imaginar, pero es el mejor acicate que se me ocurre para salir a fotear de nuevo.