Acompañado por mi novia y un buen amigo, hemos grabado este vídeo, no tanto para mostrar el juego en sí, sino para hacer un proselitimo interno y obligar, a fuerza de publicidad, al resto de los nuestros a jugar a este extraño y adictivo juego.
Por cierto, nunca confieis en una gallina con voz de mujer.