La distro que os traigo hoy es bastante especial, y supone un cambio en el rumbo que estaba tomando esta serie, dedicada en los últimos tiempos a grades distribuciones cargadas de megas, necesidades de recursos y de pretensiones. En esta ocasión la protagonista es una distribución que destaca precisamente por ser diminuta. Os presento a la distro del perrito.
Puppy Linux es, seguramente sin discusión, la distribución con entorno gráfico más ligera que existe en la actualidad. Lo verdaderamente interesante de Puppy Linux es que es tan ultraligera que todo el sistema se "guarda" por completo en nuestra memoria RAM, de forma que su velocidad de ejecución es inigualable. Es evidente que la contrapartida es la extrema sencillez de su entorno y aplicaciones preinstaladas, así que vamos a comprobar sus pros y sus contras.
Instalación
Es una de las dificultades de esta distribución. De hecho, en la página web del proyecto hay un enlace dedicado, atención, a "cómo NO instalar Puppy Linux". Básicamente recomiendan que no instales el sistema en el disco duro, y que utilices una memoria flash o un CD para utilizarlo. En el caso de que realmente necesites instalarla en un disco duro, se puede utilizar el procedimiento "frugal", como indico en el vídeo:
Por lo demás, Puppy nos ofrece una completa colección de variaciones en su sistema; podemos seleccionar la versión de largo término de soporte (basada en Ubuntu Precise Pangolin), la última versión "Slacko" (Basada en Slackware), cada una de ellas con diferentes versiones del kernel, a elegir en función de las necesidades de vuestra máquina (si es realmente vieja, elegid la versión "retro"). En cualquiera de los casos, la ISO no va a pasar de los 200 megas. Y por si fuera, poco, hay todo un ecosistema de variaciones de Puppy, denominadas Puplets, que son básicamente versiones adaptadas a diferentes necesidades, con conjuntos de software preinstalados diferentes, entornos de escritorio... hay para elegir.
Lo peor
Obviamente, el entorno gráfico, JWM, no va a ganar ningún concurso de belleza, ni de diseño. El escritorio de Puppy es feo con ganas, con un look tirando a Windows 95 bastante horroroso (aunque esto es opinable, desde luego). Es la factura que hay que pagar por la ligereza... Aunque por suerte, hay otras variedades de Puppy con entornos más resultones, OpenBox entre otros, desarrollados por su activa comunidad.
Otros punto negativo se lo lleva la relativa dificultad para instalar aplicaciones (una serie de interfaces extrañas, que se supone que son asistentes pero que lían bastante el proceso). Lo mismo se aplica a la instalación del sistema y el procedimiento de eliminación de paquetes no necesarios, esto último una tarea esencial si queremos usar Puppy en equipos con poca memoria RAM. También hay algunas dificultades en la instalación de paquetes de idioma; para ponerlo en español podemos seguir los pasos que se indican en el siguiente enlace.
Lo mejor
También obvio: Puppy Linux es una distribución con la que se pueden hacer cosas que de otra manera serían imposibles. Puede ser la distro ideal para ser utilizada como "caja de herramientas" o "navaja suiza" con la que testear equipos, recuperar discos duros dañados o infectados de malware, utilizar equipos medio desmontados a los que le falta el disco duro, aparte de otras tareas de testeo de redes, media center ultra ligeros, servidores sencillos... Todo lo que se nos ocurra con unos requerimientos tan pequeños que podremos montar equipos funcionales con literalmente fragmentos de ordenadores sacados de un vertedero. Sin duda es una distro que recomiendo a los que les interese profundizar en el conocimiento de Linux y la informática en general.
En resumen
Ya me estaba apeteciendo hacerle un repaso a una distro "original", y Puppy Linux es, de largo, una de las más peculiares con las que me he encontrado. Aunque en el segmento de las ultraligeras voy a seguir recomendando a mi querida CrunchBang, Puppy Linux puede ser una opción muy factible en determinadas circunstancias.
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