Con el puro afán de que mucha gente se dé de baja en la suscripción a mi canal, doy comienzo a partir de hoy con un nuevo formato en mis vídeos: el Vlog. O sea, hablando en román paladino, que inicio una serie en la que daré la cara para verter aún más opiniones en un internet que si de algo va sobrado es de opiniones vertidas. Para variar, o sea. Al menos voy a intentar justificarlas lo mejor que pueda, lo cual me sitúa un escalón por encima del tertuliano medio. No es que sea difícil estar por encima del tertuliano medio, dicho sea de paso...
Llevo una temporada dándole vueltas al asunto de hacer un Vlog, y no me había decidido del todo, por dos razones: por un lado, cuestiones técnicas: carezco de una cámara adecuada para grabarme, sólo tengo una webcam con una resolución bastante cacharrera. Por otra parte, sospecho que el formato Vlog me queda un poco grande. Dudo mucho que mi opinión interese a nadie, y desde luego no está lo suficientemente formada como para que se pueda tomar como fuente de autoridad. Tras mucho reflexionar, creo que he dado con la manera de sortear los dos problemas. En primer lugar, el formato 2.0, con el que además no se me ve tanto (una ventaja, sobre todo para vosotros) y puedo aprovechar el resto de la pantalla para enseñaros cosas que vengan al caso. Y la cuestión de los contenidos se solventa con un poco de documentación y pensamiento razonable. Espero haberlo conseguido en este capítulo, pero eso debéis juzgarlo vosotros.
Sobre el tema de la interfaz Ribbon creo que la cosa está clara. En sí no es fea (es cuestión de gustos, como todo), pero carece del más mínimo sentido de la "usabilidad" si se encuentra encajonada en las estrecheces de la proporción 16:9. Y este es el tema realmente interesante, en mi opinión. El hecho, creo que claro, de que nos la han dado con queso con este formato de pantalla.
La historia de la adopción del formato de 16:9 es una mezcla de compromiso, buenrollismo y completo descaro. Todo comienza en la década de los 80, cuando un tal Kern H. Powers, miembro del comité SMTPE ("Society of Motion Picture and Television Engineers") recibió el encargo envenenado de encontrar la solución a un problema que por aquel entonces alcanzaba proporciones épicas: la babel de relaciones de aspecto que había en televisiones, monitores, pantallas de cine, etc. La cosa era una auténtica locura, pues los formatos variaban no sólo dependiendo del soporte, sino incluso entre zonas geográficas. En EEUU utilizaban unos formatos, en Europa otros... lo de siempre. Para solucionar el caos, el tal Powers (gracioso apellido para un señor que probablemente no es nada gracioso) optó por el método más simple: superpuso todas las proporciones y el espacio que todas ellas compartían era, efectivamente, el 16:9.
La solución de Powers. Fuente: Wikipedia |
¡Brillante! Uno no puede dejar de admirarse ante la sagacidad de los representantes de algunos comités. Pero me hago una pregunta: a mi, como usuario, ¿Qué más me da que haya varios formatos? ¿Me supone un problema que mi tele sea 16:9, mi monitor 16:10 y mi proyector 2,35:1? La respuesta es un rotundo "no". El problema no es para nosotros, es para la industria. Una industria que necesita maximizar beneficios, vendiéndonos lo más caro posible el producto más barato posible. Porque la brillante solución del señor Powers tiene una consecuencia evidente: el formato "común" a todos los formatos es más pequeño que cualquiera de ellos. Al final tenemos una relación de aspecto en nuestras pantallas que no es buena para absolutamente nada. Ni se adapta al formato del cine (que curiosamente sigue sin ser de 16:9, será que ese estándar en realidad no vale para nada), ni al del 80% de las tareas que realizamos en nuestros ordenadores. Las fotos que tomamos con nuestras cámaras tampoco están en 16:9, y los folios siguen siendo din-A4.
La consecuencia de todo esto es que nos encontramos con una industria audiovisual para el hogar que nos ha metido el 16:9 por todas partes, y que molesta en todas partes, con la posible excepción de la tele, eso sí. Donde no tiene sentido lo tomes por donde lo tomes es en un ordenador. Y no sigo, que para eso he grabado el Vlog.
Una derivada que no menciono en el vídeo, por obvia, es otra de las consecuencias de que nos endosen productos inadecuados por ahorrar costes: que los que deberían ser el estándar se convierten en objetos de lujo. Para muestra, un botón. Aquí os dejo el enlace de una tienda de informática en la que he seleccionado el catálogo de monitores con resoluciones de 16:9 y 16:10, para comparar un poco. El resultado es el esperado, claro. Un monitor decente (aunque sólo sea por la resolución, no me meto en otros asuntos) cuesta un ojo de la cara. Os invito a que consultéis los tamaños de pantalla, os llevaréis alguna "sorpresa"
En definitiva, la conclusión es cualquier cosa, menos sorprendente: nos estafan continuamente. Incluso en cuestiones que parecen imposibles, los poderes siempre están planteando la mejor manera de dar gato por liebre al consumidor-votante-trabajador. Desde mi humilde Vlog no voy a cambiar el mundo, pero me quedo a gusto contando estas cosas.
Esto de regalo, para que aprendáis idiomas. En todas partes cuecen habas... |
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