domingo, 10 de abril de 2016

Screencasteando #5: Postproducción 1

Entramos por fin en la última fase de todo el proceso... la postproducción es el mal trago por el que tenemos que pasar los creadores de contenidos multimedia, y voy a tratar de que esta fase os resulte al menos algo llevadera. Yo la disfruto mucho, pero debo ser algo masoca...





La fase de posproducción es el reino del software. Aquí se terminó (si todo ha sido planificado como debe) la parte creativa de todo el proceso, y comienza la puramente mecánica. Editar, editar y editar. Tanto el vídeo como el audio deben ser trabajados de la forma más eficiente posible, porque si no (os lo aseguro), el trabajo se puede volver un puro caos.

En este sentido, me voy a limitar a copiar y pegar el listado de software que utilizo últimamente, y que viene indicado en la descripción de los vídeos del canal:
  • Grabación de escritorio: OBS Studio 
  • Edición de Video: Cinelerra 
  • Conversión de vídeo: WinFF, Handbrake 
  • Edición de audio: Audacity  
  • Grafismos: Gimp
  • Capturas de escritorio: Shutter 
  • Animaciones 2D: Synfig Studio
Mucho ojo: Este es mi repertorio de software, pero esto no quiere decir que sea el mejor; es el que me he acostumbrado a usar y con el que voy más rápido, pero quizá a vosotros os resulte más cómoda otra combinación. Lo que sí que voy a mantener es la atención que las diversas partes de vuestra producción (audio, vídeo) merecen. Trabajéis con lo que trabajéis, el objetivo es el mismo, pero las mecánicas pueden cambiar.

Vamos a ir por partes... El flujo de trabajo, como explico en el vídeo, empieza con el audio. Prestad mucha atención a vuestro audio, en serio: la mayoría de los problemas os van a llegar por la parte auditiva de vuestras producciones, y no por la visual. Seguramente habréis comprobado que, sin ir más lejos, en este mismo vídeo he tenido unos cuantos problemillas de estos, y eso que lo he editado... bueno, unas cuantas veces. El problema que he tenido aquí lo habría solucionado dedicándole un poco más de tiempo a Audacity, y es lo que os aconsejo. Fijaos bien en los formatos de onda, que son nuestros mejores aliados. Las ondas tienen su "pinta" particular, y cuando tenéis un poco de experiencia aprendéis a identificar de un simple vistazo qué partes del vídeo tienen el audio más flojo y qué partes se han clipeado

Aquí viene la onda de un archivo cualquiera de uno de mis screencast:


Igual que en el vídeo de hoy: la onda es minúscula, el sonido apenas se va a oír en situaciones normales. Después de los procesos oportunos (de los que hablaré en sus capítulos correspondientes de la serie de Audacity, pero que puedo resumir en: eliminación de ruido, ecualización, compresión, y opcionalmente hard limiter y normalizado) la onda ya tiene mejor pinta:
 

Ahora ya tengo un sonido limpio, sin ruido, con graves "sexis" y agudos que aclaran y hacen más compresible la voz, y con un volumen homogéneo. Bien, vamos  a la siguiente fase.

Un método alternativo al que propongo en el vídeo es el de exportar todo el audio que hayamos elaborado, después de toda la edición, desde Cinelerra en formato Wav, importarlo en Audacity y desde ahí hacer un procesamiento adecuado. Tengo que pensar en ello, porque puede que sea la mejor solución en determinados casos. ¿Queréis más posibilidades? Hay más, claro que sí: otra forma alternativa es la de trabajar el audio directamente en Cinelerra. En principio, de hecho, nuestro editor de vídeo cuenta con potencia y versatilidad suficiente para hacerlo, aunque creo que le falta una buena actualización del gráfico de ondas en el timeline. Por desgracia, los efectos que se añaden, aunque funcionan muy bien, no se ven reflejados en el gráfico de onda, algo que considero fundamental para poder controlar "de un vistazo" lo que está ocurriendo con el sonido de mis producciones. Queda la alternativa de hacer exportaciones frecuentes en un formato de suficiente calidad, para luego eliminar las pistas usadas y cambiarlas por el archivo nuevo, pero creo que eso sería una pérdida de tiempo. Si encuentro la forma de actualizar el gráfico del timeline en tiempo real, seréis los segundos en saberlo, después de mí, por supuesto.

De todas formas, tengo que reconocer que en esto del sonido me queda todavía un mundo por aprender. El caso es que no le había prestado demasiada atención hasta ahora, pero es que mis circunstancias de grabación han cambiado mucho en los últimos tiempos. Ahora grabo más a menudo con la configuración "2.0", es decir, con webcam en la esquina inferior, y eso implica que me muevo más delante del micro (hay que actuar un poquillo para el público, claro), y que, por lo tanto, la forma de captar mi voz por parte del micrófono es diferente según mi posición respecto a el. A esto le tenemos que añadir que también uso una reflex para grabar otro tipo de tomas, en las que, de nuevo, mi posición respecto al micro vuelve a ser diferente. Y si a todo esto le añadimos que la habitación donde grabo ya no es precisamente un estudio insonorizado... el resultado es una ensalada acústica de mucho cuidado, con la que voy a tener que ir trabajando más en profundidad en cuanto tenga tiempo para estudiar el asunto como se merece.

A partir del trabajo con el audio, comienza el de la edición de vídeo propiamente dicha. No hay muchos misterios en esta parte, además del que desvelo en el propio capítulo de hoy. La edición de vídeo que realizo básicamente consiste en limpiar las "cagadas" de locución, y poco más. Ocasionalmente añado alguna flecha indicadora, pero ya tengo un precioso cursor que uso a tales efectos durante la producción, así que... ah, también hago algunos zoom si me pilla el día con ganas. Y si durante la edición se me ocurre alguna broma gráfica, pues tampoco le hago ascos, pero eso no ocurre siempre. En realidad el proceso de edición de vídeo es bastante automático, y, teniendo en cuenta que lo más importante para mi es eliminar sobrantes de la locución, de nuevo los formatos de onda de mis pistas de audio son fundamentales. De hecho, durante la edición apenas me fijo en lo que está pasando en las pistas de vídeo, o en la pantalla del compositor: mis ojos miran atentamente el formato de onda, donde puedo "leer" los silencios, las dudas, los ruidos no deseados... se ha convertido en mi forma de interpretar si el vídeo que estoy trabajando "va bien" o tiene algún problema. Por cierto, y si alguien todavía tiene dudas; os voy a contar otra razón por la que me encanta Cinelerra, que está directamente relacionada con esto. Echadle un vistazo a la siguiente foto:


Sí, es el timeline de Cinelerra. Nada especial, ¿verdad? Bien, comparadlo ahora con este otro:


Este es el timeline de Lightworks. Mi pregunta es: ¿el hecho de utilizar dos preciosos tonos de verde para representar la pista de audio y su correspondiente gráfica tiene algún sentido, aparte de que queda bonito? Porque lo cierto es que Cinelerra, con su onda de alto contraste, es más feo que un dolor, pero al menos distingo perfectamente lo negro de lo verde. Con Lightworks fijarse en esas cosas es prácticamente sinónimo de dolor de cabeza o vista cansada. Uf... qué relajado se queda uno después de despotricar.

De momento esto es todo lo que tengo que decir en relación con mi flujo de trabajo. El próximo capítulo de la serie será uno muy breve dedicado casi enteramente a la compresión de vídeo, en concreto al trabajo que hago con mi nuevo "mejor amigo": Handbrake. Estad atentos al canal...


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