Lo prometido es deuda, y aquí tenéis, preparado a machamartillo, la correspondiente vídeo-distro dedicada a la niña de los ojos de Canonical. Con permiso, claro está, de Unity 8, MIR, Ubuntu Phone...¡Ah! Y además hoy toca sesión doble, que también incluyo una pequeña reflexión en torno a mi posición sobre Ubuntu, Canonical y demás culebrones.
Ya tenía ganas de echarle el diente a la nueva versión LTS de Ubuntu... y ha venido con algunas sorpresas, sobre todo orientadas, sospecho, a proporcionarnos una versión de transición hacia los nuevos aires que traerá la convergencia definitiva. El equilibrio entre estas novedades y la necesaria estabilidad y conservadurismo de una versión de soporte quinquenal era, imagino, una tarea ardua para los desarrolladores, y creo que, a grandes rasgos, han dado en el clavo.
Instalación
Aquí no hay ninguna sorpresa. Si en algo destaca Ubuntu, es en ponernos las cosas fáciles para introducir el sistema en nuestras máquinas, merced a Ubiquity. Ningún cambio en mi instalador predilecto, cuyo proceso os resumo a continuación en imágenes. La cosa comienza, como de costumbre, descargando la correspondiente imagen ISO desde la página web. Eso sí, en la página no nos ponen las cosas fáciles y de entrada sólo podremos acceder a la descarga de la versión de 64 bits. Si queréis algo más específico, podéis acceder a este enlace. Una vez quemado el DVD o (¿asado a la parrilla?) nuestro lápiz de datos, podremos empezar con el proceso, que, como de costumbre, nos permite probar el sistema o empezar directamente a instalarlo:La siguiente ventana nos permitirá descargar las actualizaciones directamente mientras instala, y de paso incluir en el sistema el software privativo disponible en los repositorios (ya sabéis, códecs, y esas cosas):
A continuación, y tras una espera que a veces se demora un poco más de la cuenta (echadle paciencia si os ocurre a vosotros también), nos encontraremos con la clásica ventana de opciones que nos permitirá alojar el sistema "al lado" de otros, borrar lo que teníamos, actualizar... como de costumbre, os aconsejo la opción "más opciones" para tener todo el control posible sobre este importante proceso, especialmente si queremos conservar antiguas particiones "home", o verificar que todo estará instalado en su sitio.
Por cierto, si hacéis como yo, y mantenéis la antigua partición "home", os recomiendo encarecidamente borrar todos los archivos ocultos de configuración, ya que he detectado algunos problemas menores que se solucionan dejando nuestra partición de usuario completamente limpia. Nada grave, pero es mejor prevenir que curar...
El editor de particiones sigue siendo el de siempre, intuitivo y sin demasiadas florituras. Os aconsejo verificar que la marca de formateo está desactivada antes de instalar, si es que queréis conservar alguna partición. Por experiencia, alguna que otra vez marca el formateo aunque le indique lo contrario:
Una vez cumplimentado este trámite, pasamos a la instalación propiamente dicha, con las recurrentes opciones de región:
Idioma y diseño de teclado:
Usuarios y contraseñas:
Y, finalmente, la barra de progreso:
Todo el proceso no lleva más de 10 minutos si hacéis la instalación sobre una unidad SSD, y algo más si lo hacéis sobre una unidad magnética tradicional. A esta velocidad ayuda que la distro en sí sea bastante liviana en cuanto a software preinstalado. No sé a vosotros, pero a mi siempre me han parecido algo rácanos en este sentido los de Canonical, qué demonios les costará poner Gimp, por ejemplo. Pues nones.
Lo mejor
Me ha sorprendido gratamente lo bien que va el escritorio desde el principio. La tradición ubuntera, en estos casos, suele ser una cascada de ventanas de error que acaban mitigándose con el paso de las primeras actualizaciones de emergencia. No ha sido así en esta ocasión, y desde el minuto uno te das cuenta de que estás delante de un sistema pulido y con solera.Y si algo tiene ya solera en Ubuntu, ese es Unity. La verdad es que después de los años, acabaremos echando de menos a este polémico entorno, que acabará siendo relegado al olvido en cuanto aparezca la versión definitiva de Unity 8. A la que, por cierto, temo más que a un nublado. El caso es que contaremos con cinco años de soporte para un entorno Unity que va como un tiro y que no parece tan picajoso como en otras ocasiones, al menos de salida.
También me han gustado algunas adiciones menores, como la opción de controlar los micrófonos desde la barra de indicadores, o la reparación de un desagradable bug a la hora de borrar elementos de la papelera, que hacía que saltase la ventana de Nautilus; eso ya no ocurre, y se agradece.
Hay algunas cosas curiosas que me he encontrado a lo largo de la instalación: una de las más llamativas ha sido la simplicidad a la hora de elegir los controladores privativos de mi tarjeta gráfica: vamos, que sólo hay una opción disponible:
Todavía no tengo claro si esto es bueno o malo, teniendo en cuenta que a veces la posibilidad de elegir entre varias versiones de los controladores de Nvidia puede solucionar problemas críticos. Pero admito que muchos usuarios novatos agradecerán no tener que echar a cara o cruz qué controlado elegir.
Lo peor
Poca cosa, pero algo molesta: como digo en el vídeo, Ubuntu Software me parece una versión "demasiado aligerada" del antiguo Centro de Software. No entiendo por qué han eliminado la opción de instalar paquetes extra para los programas más importantes, era un detalle muy práctico. Por otro lado, el nuevo centro de descargas de programas corre que se las pela.Mención aparte merecen otros aspectos que, sin ser negativos, de momento no me dicen nada: me refiero a los paquetes Snap, de los que tampoco me fio demasiado hasta que no demuestren que son realmente útiles y seguros frente a los deb de toda la vida. Y lo de poder poner el dock en la zona inferior, en fin... para gustos, colores, eso desde luego.
Sobre estos paquetes, os recomiendo el visionado del siguiente vídeo, donde Yoyo Fernández nos enseña a gestionarlos:
En resumen
Sé que me dejo algunas cosas en el tintero a la hora de analizar esta nueva LTS. No comento nada de LXD, el sistema de supervisión de sistemas virtuales, ni de Docker, que permite crear contenedores de aplicaciones que pueden funcionar al margen del sistema operativo en el que se alojen. Dejo estas cosas a los comentaristas y analistas expertos que sepan algo del asunto, porque, lo que es a servidor, todas estas cosas se le escapan.Lo mismo puedo decir del sistema de ficheros ZFS, que parece que promete pero que, de momento, no me llama lo suficiente la atención como usuario de a pie como para abandonar mi querido ext4.
Sobre todas las tecnologías que menciono en los párrafos anteriores, que ya existían pero que se implementan de forma natural en esta 16.04, iré hablando según me resulten de interés particular, aunque sospecho que escapan a los contenidos que ofrezco habitualmente y, de momento, no creo que lleguen a tocar a los usuarios básicos de Ubuntu.
Sin ser una versión revolucionaria, esta ardilla terrestre promete darnos unos años de tranquilidad y reposo ante los movimientos que se avecinan a partir de 15.10. Y esto es precisamente lo que se le debe pedir a una buena LTS: una base estable, robusta y fiable sobre la que poder usar nuestros sistemas sin miedo a que los experimentos de la gente de Canonical arruine nuestro trabajo. Así que mi conclusión es gratamente positiva con esta 16.04. Y eso que no las tenía todas conmigo al principio...
Otra cosa es todo lo que opino sobre Canonical, que es algo paralelo a las distribuciones de Ubuntu, y que voy a intentar dejar bien claro en el siguiente Vlog:
Todos los contenidos de este blog se ofrecen de forma gratuita y se pueden distribuir libremente. Si piensas que lo merecemos, puedes hacer una donación para el mantenimiento de este blog (o tomarnos una caña a tu salud) haciendo clic en el siguiente botón: