Asistimos a los últimos estertores de una serie que me ha costado más de un dolor de cabeza. Y este penúltimo capítulo (de momento) no iba a ser menos.
Aunque estas reflexiones no vienen muy a cuento en un artículo que debería ser eminentemente práctico, no me resisto a contaros: si en el capítulo anterior de la serie los problemas habían sido de guión, lo que me había obligado a regrabar el episodio más veces de las que habría querido, en esta ocasión debo los quebraderos de cabeza a un accidente con el blog. Y es que no os imagináis la gracia que hace que, cuando te dispones a publicar un artículo, un último retoque y un clic a destiempo den al traste con todo el trabajo dejándote como resultado una impoluta pantalla en blanco. Total, que aquí estoy, reescribiendo...
Vamos al grano, ya dejo de lloriquear. Esta última etapa de la producción de tutoriales está muy condicionada por la selección de software que hago para mis vídeos. Cinelerra me impone un flujo de trabajo en el que tengo que hacer exportaciones a formatos intermedios sin pérdida para poder mantener la calidad de los efectos (títulos, transiciones, fundidos, etc). De este modo, una vez creado mi vídeo, necesito volver a codificar el resultado para obtener un vídeo de proporciones aceptables.
Por suerte, en Linux no faltan opciones para este menester, y, de todas ellas, me decanto por una de la que aún no he hablado, pero que a no tardar también tendrá su representación en el canal: Handbrake. Todavía estoy decidiendo si le dedico un solo vídeo o un videomanual más completo, porque la verdad es que el programa lo merece. Con Handbrake dispongo de un software completísimo con el que recodificar y comprimir mis monstruosos archivos máster, manteniendo una calidad de vídeo óptima.
Desgraciadamente, todavía tengo a este programa en fase de estudio, porque hasta hace no mucho utilizaba otra serie de alternativas:
Si no os sentís cómodos con Handbrake (lo cual es lógico hasta cierto punto, el programa se las trae), podéis echarle un ojo a Arista Transcoder, mucho más sencillo y que cumple perfectamente con las expectativas.
Por cierto, que en este capítulo no puedo dejar de mencionar otro programa que puede servir para estos menesteres, y también para recodificar vídeo en caso de que a Cinelerra no le gusten los archivos en bruto:
Por cierto, que en este capítulo no puedo dejar de mencionar otro programa que puede servir para estos menesteres, y también para recodificar vídeo en caso de que a Cinelerra no le gusten los archivos en bruto:
Con Winff y Handbrake como aliados Cinelerra cuenta con las dos muletas que le hacen falta para competir en este mundillo de la edición de vídeo. Sé que es incómodo esto de andar utilizando programas para pequeñas tareas, y que Cinelerra debería tomarse más en serio el asunto de la compatibilidad de códecs. Pero, como digo siempre, el mundo Linux está constituido por un ecosistema de aplicaciones que se deben apoyar las unas a las otras. Que un programa falle en un aspecto no lo convierte en un programa inútil si una aplicación puede dar apoyo para suplir la carencia. Personalmente, teniendo a estos programas encargados de la codificación, no necesito nada más.