jueves, 7 de febrero de 2013

The Big Fraud Theory


Cuando empecé a ver esta serie, estaba exultante. Por fin una serie televisiva que atendía un poco a un grupo de población antes residual y ahora en auge. Los geeks o frikis, o como queráis llamarlos. 
Por supuesto, esta serie, como todas las series de humor del estilo, estaba profundamente arraigada en unos estereotipos y clichés determinados. Lejos de "ofender" al grupo al que estaba destinada la serie, esto era lo que daba vida a los capítulos y dotaban a la creación de una personalidad propia. Que era (dentro del mismo género televisivo) diametralmente opuesta a otras Sit Com como Friends o Como Conocí A Vuestra Madre. Aquí, la mayoría de los chistes no derivaban de una tensión sexual o afectiva (y digo la mayoría porque la tensión entre Penny y Leonard era parte fundamental de la serie) como lo hacen en estas otras mentadas series, sino que lo hacían atendiendo a referencias de la culturilla geek. Ciencia, videojuegos, comics, ciencia-ficción; eran el cultivo perfecto para la realización de chistes graciosos pero con un alto coste. Este coste tenia que ser pagado con el peor de los precios. Asumámoslo, no todo el mundo tenia un conocimiento suficiente de este mundillo como para entender todos los chistes y, por tanto, la serie había llegado a su tope de audiencia.
Aquí la serie molaba. Fuente: Big-bang-theory.fr
Y llegaron los de siempre, los que destrozan las buenas ideas para difuminarlas y hacerlas tragables a todo el mundo. No vaya a ser que se empachen. Los productores, o empresarios, o economistas, vamos, los del dinero. Para esas personas la esencia de la serie les importaba un carajo, da igual a quién fuese en un principio orientada, o quién se sintiese a gusto viéndola. Lo que importa son los números y eso es todo. El resto es fácil de intuir. Chistes repetitivos (Toc Toc Penny, Toc Toc Penny, Toc Toc Penny), frases para vender camisetas (Bazinga!-por cierto nefastamente traducida en España) e historias de amor, para que las novias de los geeks tuviesen cabida en la serie y así poder duplicar la audiencia.
Pero aún hay más, uno de los protagonistas de la serie, el más carismático, sufre una brutal e indecente transformación, pasa de ser un genio físico con pequeños problemas sociales (o grandes) a ser un simple estúpido narcisista, que (parece) ya no sabe ni de física. Todo para retomar la formula del estulto gracioso, o lo que es lo mismo: transformar a Sheldon en Homer Simpson.
Por no hablar de la aparición de "las novias", cuyos sketches dan más ganas de dar al FF que de ver la serie. O por lo menos, así ha de parecer a quien disfrutaba de los primeros capítulos de la serie.
Aquí ya no. Fuente: Tvequals.com

Con todo, la seguimos viendo, porque somos tontos. Ya que, de vez en cuando, los guionistas nos ofrecen un ligero espejismo de lo que fue. Un amago de "noche de juegos" o unos pocos minutos en la tienda de comics. Haciendo esperar la vuelta de los chistes sobre Aquaman, o sobre el Halo, o algo de lo que nos enganchó de la serie. Pero eso no volverá.
Y ya estoy  un poco harto de ser el abuelo cebolleta que todo lo ve mal, para el que todo lo viejo molaba más. Pero es que es verdad ¡Mierdas! No es cuestión de que las cosas sean viejas o nuevas; es la manía de hacer las cosas para todos los públicos, de masificar, de estropear. De reducir su dificultad para hacerlas para todos.
Señores de la industria del entretenimiento: la masificación es un arma de doble filo. Te hará vender mucho durante un tiempo, pero quemarás un producto que de otra manera hubiese tenido una vida mucho más larga. La masa es voluble y atiende a las modas. Los frikazos somos fieles por siempre.