miércoles, 27 de febrero de 2013

Vídeo-Distro #8: Voyager 12.10



La Vídeo-Distro de esta semana es un poco especial porque es la primera versión “spin” de la serie. Para los que no lo sepáis, un “spin” en el terreno de las distribuciones Linux es una versión “maquillada” de otra distribución. En este caso, Voyager es un Xubuntu "escondido" detrás de una capa de aplicaciones y estilos de composición y barras que dejan a XFCE (el entorno de escritorio en que está basado) bastante guapo. Quizá uno de los problemas de la mencionada Xubuntu es que su pinta por defecto resulta demasiado sosa y aburrida. Voyager aporta un punto de elegancia y modernidad que es realmente de agradecer. 


No obstante, no deja de ser Xubuntu. De modo que el siguiente apartado, el de la instalación, es exactamente el mismo para ambas distribuciones; si estáis pensando en darle una oportunidad a Xubuntu, estas instrucciones os valen igual. Vamos a ello:

Instalación

Como no podía ser de otra manera tratándose de una distribución de Canonical, el instalador es Ubiquity, por lo que estamos de enhorabuena tanto si habéis instalado Ubuntu en el pasado como si es la primera vez que os enfrentáis a este proceso. Ubiquity es, desde mi punto de vista, el más intuitivo instalador que existe en el mundo Linux, y toda una referencia para nuevos programas encargados de estos menesteres.
Una vez descargada la distribución (podéis descargarla desde aquí), que se puede cargar en un lápiz de datos, utilizando Unetbootin o las instrucciones que aporta Canonical, nos encontraremos con una desalentadora pantalla se selección de idioma y opciones técnicas:


A continuación, la primera selección interesante: iniciar el modo Live, instalar directamente, o diversas tareas que en principio carecen de importancia (quiero decir, para lo que nos ocupa de la instalación):


A partir de aquí el instalador nos lanza a una versión simplificada del entorno de Voyager, aunque pronto se advierte de una manera evidente la herencia no disimulada de Xubuntu: El instalador es tal cual el de la distro original, sin ningún tipo de cambios, ni siquiera en las sucesivas ventanas “publicitarias” a que nos tienen acostumbrados los de Canonical. Comenzamos con una selección de idioma:


Una verificación de espacio y conexión a Internet, donde además podremos seleccionar extras privativos:



Y llegamos al meollo del proceso, la ventana de selección de instalación. Nos reciben las típicas opciones de instalación independiente, al lado de otro sistema cifrado, modo LVM, o completamente manual:



Si elegimos esta última opción tendremos acceso a una simple pero efectiva interfaz de Gparted, con la que podremos dejar los discos a nuestro gusto:



A partir de aquí, comienza el proceso de volcado de datos al disco duro propiamente dicho. Este proceso es simultáneo a otras tareas de configuración, como la selección de región, nombre de equipo, usuario y contraseña...





Sin solución de continuidad, y una vez cumplimentados estos trámites, la copia de datos continúa con una presentación de imágenes que nos cuentan las bondades de... Xubuntu. De Voyager ni rastro hasta el momento:


Todo el proceso es, como se puede comprobar, terriblemente sencillo y apto para novatos. Eso sí, los he visto más rápidos: En los últimos tiempos noto que Ubiquity se ha vuelto más remolón, y tarda unos minutos más que otros instaladores. ¿Os acordáis de los tiempos en los que Ubuntu te recomendaba prepararte un café para hacer tiempo mientras se instalaba? Bueno, pues ahora os dará tiempo a hacéroslo, incluso moliéndolo primero y mojando unas pastas.

Lo negativo

 

Tratándose de una versión “spin” (sigo pensando en un nombre alternativo en español, disculpadme), los defectos de esta distribución son los esperables: errores de traducción bastante graciosos, que convierten a Voyager en una pequeña Babel donde se mezclan el castellano, el inglés y el francés; Un comportamiento un tanto extraño de la barra lateral, que es un poco rebelde a la hora de controlar el ocultado o fijado como visible; La elección de algunos programas en el paquete por defecto, que puede que para muchos sean innecesarios. Se nota, y mucho, que es una distribución personal, hecha por un usuario para si mismo, pero que ha gozado de apoyo por parte de una comunidad de seguidores que, sin embargo, no cuenta con la suficiente fuerza como para pulir estos pequeños errores.

Lo positivo

 

Como venimos acostumbrando, las cosas buenas superan, con mucho, a las malas. No he visto a Xubuntu con mejor aspecto que con este humilde Voyager. Y os aseguro que dejar a Xubuntu con esta pinta instalando y ajustando por cuenta propia puede ser una tarea larga y tediosa. Por lo demás, cuenta con todas las ventajas de Xubuntu, a saber: velocidad, escaso consumo de recursos (unos 200 megas de RAM, tiene buena nota en este aspecto), facilidad de uso... De hecho, Xubuntu es una de mis distribuciones predilectas, y la que personalmente tengo corriendo en un pequeño netbook Medion. De modo que no voy a tirar piedras contra mi tejado, Voyager mola porque Xubuntu mola, y además corrige algunos defectos de este aportando un aspecto moderno, elegante y potente, que puede resultar atractivo para cualquiera. Mención aparte merecen la selección de fondos de escritorio (algunos de ellos, sobre todo el que viene por defecto en el espacio principal, son muy bonitos) y la completísima selección de software que viene preinstalado. Echándole un vistazo a estos programas, queda patente por qué Voyager se llama como se llama: es una distribución pensada para viajeros, con todo lo necesario para estar entretenido turisteando por el mundo: muy completa en fotografía, algo menos en ofimática, preparada para chatear y gestionar correos electrónicos, y con una curiosa selección de software para estar al tanto de las noticias de la madre patria: televisión y radio online que no falten. Que no se me olvide tampoco mencionar el grado de integración del programa de widgets Conky, que cuenta con un comodísimo selector de plantillas con el que podemos elegir la disposición que más nos guste de la información en pantalla.

En resumen

 

Un hallazgo muy interesante esta Voyager. No deja de ser lo que es, una “medio-distro” sin pretensiones de ir más allá, pero por si sola amerita lo suficiente como para que cualquiera se piense hacer uso de ella en lugar de la distro de la que proviene.