lunes, 18 de febrero de 2013

Software Linux: Quicklist Editor



Los veteranos que nos seguís desde hace tiempos sabéis cuál es nuestra postura respecto a Ubuntu: en general es una distro bastante buena, que tiene a su favor dos o tres detalles que la hacen especial. Fue la primera en utilizar el sistema Live, que permite comprobar el funcionamiento de una distro sin necesidad de instalar el sistema en el disco duro. Cuenta con unos repositorios propios inmensos y además cuenta con las controvertidas PPA, que facilitan la instalación de un número potencialmente infinito de aplicaciones. Es una distribución que desde la adición del entorno Unity es muestra de un escritorio moderno y diferente. Eso último, por supuesto, se puede entender como algo bueno o malo, pues depende de los gustos de cada uno. En lo que a mi respecta, Unity es sobre todo un entorno cómodo. Lo que sí resulta objetivo es que Unity es rígido, poco configurable, y las posibilidades de personalización sin software de terceros son limitadas a no ser que poseamos bastantes conocimientos. No hace falta ser un hacker ni nada de eso, pero sí que necesitamos saber claramente qué estamos haciendo, y eso choca frontalmente con la idea inicial de que Ubuntu es una distro para novatos. Lo es, pero en el momento en que quieres dar un paso más, deja de ser una distro agradable.
La aplicación que os traigo hoy es buena muestra de ello. Quicklist Editor es un programa sencillo que soluciona un problema complejo. Las listas rápidas son una buena idea, pues posibilitan que el limitado número de lanzadores de la barra lateral de Unity incluyan accesos directos a diversas funcionalidades o apertura directa de archivos, páginas web, etc. La idea está bien, pero no existe una manera cómoda de editar las listas. Este programa facilita el proceso enormemente.


Hay otros programas que hacen lo mismo, como por ejemplo Ubuntu Tweak, del que ya os he hablado en alguna otra ocasión. No obstante, este programa está bastante limitado en cuanto a las posibilidades de personalización, y además sigue padeciendo una falta de claridad que seguro asustará a los novatos. Quicklist Editor consigue que el proceso de creación de listas rápidas sea un poco más fácil, a partir de un sistema de elección del tipo de elemento de la lista, y selección de los elementos concretos a base de menús.


La aplicación en sí es bastante austera, con una interfaz programada en Javascript que no es lo más agradable del mundo, pero el caso es que funciona. Otro de los puntos en contra de Quicklists Editor es la necesidad de añadir rutas completas a archivos en el caso de que queramos incluir la apertura de ficheros en las listas rápidas.


No obstante, hay elementos muy interesantes, como son las listas preestablecidas; estas listas están adaptadas a programas determinados, como por ejemplo Libreoffice (podemos añadir en la lista los programas de los que consta la suite) o VirtualBox (esta es la que más me gusta, pues nos permite añadir máquinas virtuales). Mediante este sencillo método nos ahorramos mucho tiempo, pues de otra manera tendríamos que introducir complejas líneas de código.
Si os gusta esta aplicación, la instalación es bien sencilla. Como de costumbre, disponemos de una PPA que podemos instalar desde la terminal:

sudo add-apt-repository ppa:vlijm/qle
sudo apt-get update
sudo apt-get install qle
O también podemos bajarnos el archivo instalador desde Launchpad, o visitar la página web del proyecto para obtener más información. 
En resumen, esta es otra manera de crear listas rápidas en Ubuntu, que se une al ecosistema cada vez más poblado y redundante de aplicaciones que sirven para domar un poco el entorno Unity. La lectura de este hecho es obvia: si desde Canonical no pretenden proporcionarnos herramientas de configuración, los propios usuarios las elaboraremos. Esto lo saben perfectamente los secuaces de Shuttleworth. El problema es que al final nos encontramos con decenas de proyectos diferentes que consiguen los mismos objetivos de una forma más o menos parecida. Y esto implica un esfuerzo innecesario que podría dirigirse a otros fines, como la necesaria colaboración en los buques insignia del Software Libre: suites ofimáticas, programas de edición gráfica, el propio kernel... demasiado talento desperdiciado para solucionar problemas que jamás deberían haber existido.