Admitámoslo: no importa que prediquemos las ventajas del software libre a un nivel filosófico, ideológico o político; incluso desde puntos de vista puramente prácticos o económicos. Vamos, ni pistola en mano. Por mucho que tratemos de convencer a la gente de nuestro entorno sobre lo BBB (bueno, bonito, barato) que es Linux, siempre nos mirarán con cara de pez y nos mandarán a paseo, con mayor o menor educación según los casos. Linux no levanta pasiones. Antes al contrario; es a la informática lo que el típico colega aficionado a la magia en el ámbito del flirteo de fin de semana: un repelente, una bomba fétida, una garantía de disfunción eréctil. Linux da bajón a los que no lo conocen, igual que ese mismo colega que trata, el muy infeliz, de ligarse a la moza más guapa del guateque mediante un truco de cartas, lo mismo es una buena persona, el pobrecico.
Si impresiona en la foto imaginaos en movimiento... la repera |
Las cosas entran por los ojos. Esa, supongo, fue la filosofía detrás de cosas que no comprendía del todo, como algunos efectos de compiz, las ventanas gelatinosas y el cubo de escritorio, que tan de moda estaban hace no demasiado tiempo. Recuerdo que hace no tanto, los únicos vídeos que existían en Youtube sobre Linux consistían en comparativas entre el escritorio de Windows y el cubo de escritorio con Compiz. Buscabas un tutorial de Linux, y lo que encontrabas era: "instalar cubo de escritorio en..." y la distro que quisieses. Al principio pensaba que esto era algo absurdo, un paralelo informático al tuneo de coches y ese tipo de cosas. Con el tiempo me di cuenta de que este fenómeno de los efectos inútiles pero vistosos tenía sus contrapartidas positivas: atraía a la gente. Incluso hacía que muchos se animasen a probar Linux sólo con la intención de convertir el escritorio en un cubo rodante.
Confesad: vosotros también os lo instalasteis... fuente: fedoreando |
No me voy a meter en disquisiciones filosóficas sobre si el fin justifica los medios y esas cosas; de la filosofía se encarga Hijos, que para eso tiene el título. El caso es que esas chorradas tienen su sentido. Si de cada cien personas que prueban Linux por una bobada estética de dudoso gusto, conseguimos que una comprenda de paso que Linux es un sistema operativo serio, funcional, y que la libertad que proporciona es esencialmente buena, creo que merece la pena contar con un pequeño arsenal de aplicaciones orientadas a llamar la atención, al vacile más descarado, al tuneo más poligonero, a darle un toque choni a la existencia. De vez en cuando debemos provocar una metamorfosis en nuestro sistema, que pase de ser ese colega aburrido aficionado a la magia, pero majo en el fondo, a un chulo-piscinas de camisa entallada, pecho lobo al aire, cadenota de oro, gafas de sol ray-ban, y música a todo trapo en su buga to guapo con spoiler y todo. Ese truhán en que se transformará nuestro querido pingüino ligará más, con malas artes, pero se comerá la pista de baile (y lo que se interponga en su camino, ñam).
Los ingleses, que tienen la sana costumbre de ponerle nombre a todo, con especial interés en las cosas nuevas, han dado en llamar esto como "efecto wow". Y nosotros, que somos como somos, pues no le damos ningún nombre, así que lo he bautizado como veis en el título de este artículo. Este efecto "joé que guapo" lo consigue la aplicación que os traigo en el vídeo de hoy. No hay mucho que decir sobre LiveWallpaper: simplemente cambia tu fondo de escritorio normal por una animación configurable, entre cuatro a elegir. La calidad de las animaciones es un tanto irregular, y de todas ellas creo que las únicas realmente interesantes son las del efecto Galaxia y el muro de fotografías.
Lo que he de reconocerle a los desarrolladores de este programa es la intensidad con que están desarrollándola; desde que la tengo instalada, cosa de un mes y pico, ha tenido actualizaciones al menos una vez por semana. Y lo cierto es que funciona bastante bien. El consumo de recursos es, lógicamente, bastante elevado: unos 33 megas. Sé que pensaréis que esto no es tanto, pero hay que tener en cuenta que la aplicación en sí no aporta ningún tipo de funcionalidad, y en ese sentido, son megas regalados, así que son unos cuantos. Por otro lado, en las primeras versiones del programa se notaba un aumento en el consumo de procesador, algo que en equipos limitados podía causar un gran bajón de rendimiento en el sistema. No obstante, con las actuales versiones parece que la exigencia de máquina se ha corregido bastante. A pesar de esto, sigue siendo un lujo en términos de procesamiento.
En definitiva, mi recomendación es tener LiveWallpaper instalado, guardado en la recámara. Y ponerlo a funcionar minutos antes de recibir la visita de algún "ventanero" despistado. El efecto "joé, que guapo" hará su trabajo y probablemente os pregunte cómo tiene que hacer para instalar esa chulada en su vista, equispé, o siete. Vosotros le miraréis con gesto displicente, y le ofreceréis amablemente pasaros por su casa con un lápiz y una distro asequible a novatos que pueda funcionar sin muchos problemas. Le diréis que ni siquiera hace falta instalarla, que puede mirar cómo funciona sin tocar su disco duro. Y entonces flipará todavía más. Los pasos siguientes ya dependerán de vosotros. Y una vez conseguido un nuevo linuxero, hacéis una nueva muesca en la culata del revólver y, eso sí, cerráis de nuevo LiveWallpaper hasta la próxima víctima.
Sé que estos consejos son una inmoralidad suprema, pero entre esto e intentar predicar en el desierto sobre la libertad... me quedo con el macarra y su cadena de oro. Los años me están volviendo un cínico. O quizá leer demasiado a Reverte...
La aplicación está a cargo del desarrollador Maximilian Schnarr, y a juzgar por la cuenta de Launchpad asociada a la aplicación, la está desarrollando el solito, así que en ese sentido hay que felicitar su esfuerzo, por fútil que pueda parecernos. Para instalar LiveWallpaper en Ubuntu tenéis que instalar su PPA. El procedimiento es el de siempre; abrimos un terminal con Ctrl + Alt + T ycopiamos y pegamos las siguientes líneas (disponibles para Raring, Quantal y Precise):
Opciones de configuración de LiveWallpaper. Hay que admitir que son muy completas |
Lo que he de reconocerle a los desarrolladores de este programa es la intensidad con que están desarrollándola; desde que la tengo instalada, cosa de un mes y pico, ha tenido actualizaciones al menos una vez por semana. Y lo cierto es que funciona bastante bien. El consumo de recursos es, lógicamente, bastante elevado: unos 33 megas. Sé que pensaréis que esto no es tanto, pero hay que tener en cuenta que la aplicación en sí no aporta ningún tipo de funcionalidad, y en ese sentido, son megas regalados, así que son unos cuantos. Por otro lado, en las primeras versiones del programa se notaba un aumento en el consumo de procesador, algo que en equipos limitados podía causar un gran bajón de rendimiento en el sistema. No obstante, con las actuales versiones parece que la exigencia de máquina se ha corregido bastante. A pesar de esto, sigue siendo un lujo en términos de procesamiento.
En definitiva, mi recomendación es tener LiveWallpaper instalado, guardado en la recámara. Y ponerlo a funcionar minutos antes de recibir la visita de algún "ventanero" despistado. El efecto "joé, que guapo" hará su trabajo y probablemente os pregunte cómo tiene que hacer para instalar esa chulada en su vista, equispé, o siete. Vosotros le miraréis con gesto displicente, y le ofreceréis amablemente pasaros por su casa con un lápiz y una distro asequible a novatos que pueda funcionar sin muchos problemas. Le diréis que ni siquiera hace falta instalarla, que puede mirar cómo funciona sin tocar su disco duro. Y entonces flipará todavía más. Los pasos siguientes ya dependerán de vosotros. Y una vez conseguido un nuevo linuxero, hacéis una nueva muesca en la culata del revólver y, eso sí, cerráis de nuevo LiveWallpaper hasta la próxima víctima.
Sé que estos consejos son una inmoralidad suprema, pero entre esto e intentar predicar en el desierto sobre la libertad... me quedo con el macarra y su cadena de oro. Los años me están volviendo un cínico. O quizá leer demasiado a Reverte...
La aplicación está a cargo del desarrollador Maximilian Schnarr, y a juzgar por la cuenta de Launchpad asociada a la aplicación, la está desarrollando el solito, así que en ese sentido hay que felicitar su esfuerzo, por fútil que pueda parecernos. Para instalar LiveWallpaper en Ubuntu tenéis que instalar su PPA. El procedimiento es el de siempre; abrimos un terminal con Ctrl + Alt + T ycopiamos y pegamos las siguientes líneas (disponibles para Raring, Quantal y Precise):
Y si queréis una versión más estable que la daily, podéis cambiar la primera línea por esta otra (sólo disponible para Quantal y Precise):
sudo add-apt-repository ppa:fyrmir/livewallpaper-daily
sudo apt-get update
sudo apt-get install livewallpaper livewallpaper-config livewallpaper-indicator
sudo add-apt-repository ppa:fyrmir/livewallpaper-stableOjo, aunque lo aviso en el vídeo conviene repetirlo por si las moscas: este programa anula el escritorio como espacio para archivos, de modo que si tenéis alguna carpeta, archivo o lanzador en este lugar, lo tendréis inaccesible a no ser que lo busquéis con el navegador de archivos. Cosas del efecto "joé, qué guapo"...