Trastocado por los problemas que ya os comenté, me encontraba en aquello que los escritores profesionales tienen a bien llamar "el síndrome de la hoja en blanco" (no es que me las esté yo dando aquí y ahora de escritor profesional, aunque podría ejem, ejem). La solución para este problema, para mí es muy sencilla, si no sabes qué escribir pregunta a alguien sobre qué hacerlo.
Aunque, como ya sabéis, los dos principales colaboradores de este blog mantenemos una relación de odio visceral y mutuo desprecio, por vosotros, nuestros lectores, asumimos la obligación de mantener unos tensos momentos de comunicación que cualquier día de estos se resolverán con la muerte de uno o ambos redactores. Los contenidos de estos encuentros son altamente secretos pues incluyen nuestros planes maestros para la consecución de nuestro fin último, a saberse, la conquista y esclavitud de todo el planeta Tierra y sus habitantes. Con todo, se me ha permitido revelar el hecho de que la inspiración para este post viene de la mano de mi compañero/enemigo. Jen0f0nte, siempre dispuesto a barrer para casa, tuvo la genial idea de que hablase un poco, a vuelapluma (eso lo añado yo, se trata de mi palabra favorita) de mis primeros días en plataforma Linux. Eso si, me dijo textualmente que fuese constructivo, que se me ve venir... ni que fuese un ogro.
Además en este caso, salvo unas pequeñas salvedades que comentaré más adelante no hay motivos para tal advertencia, estoy más que a gusto con el cambio realizado.
Vamos a ello:
En primer lugar el proceso de instalación no podría ser más sencillo. Y confesando con vergüenza el haber instalado con anterioridad el Windows 8 (para propósitos meramente experimentales...). Descargar Ubuntu desde la página oficial, hacer un USB Bootable con Pendrivelinux, iniciar el pc (configurando la BIOS para que arranque directamente desde el USB), hacer la partición deseada para la instalación del S.O. y pista. Tras unos minutos (tal vez segundos) ya tenemos operativo todo el sistema.
En primer lugar, y he aquí una de las primeras ventajas del cambio, es que a excepción de los referentes a la tarjeta gráfica, Ubuntu se encargó por completo de hacer que todo mi hardware funcionase a la perfección (que les jodan a los drivers). Más tarde y por recomendación de Jen0 realizamos en terminal aquello del:
sudo apt-get update
sudo apt-get upgrade
Que no sé muy bien para qué sirven (algo de buscar actualizaciones, supongo), pero te hacen sentir informático profesional por aquello de escribir las cosas directamente sin dar click a iconitos.
Instalamos los drivers de la gráfica y, ahora sí que sí, el pc estaba en plenas facultades (con Libreoffice instalado y listo para usarse, Firefox dando caña y una gran cantidad de programas más).
El resultado algo como esto:
Un "cestu" de mimbre, para recordar de donde vengo |
Tras esto ya sólo queda instalar aquello que nos interese, en este caso y en primer lugar, era el turno de Steam (como se puede apreciar en la pantalla, instalado incluso antes de Google Chrome... no tengo solución).
Y claro, ya que se instala, hay que probarlo, o ¿qué digo?.
En mi biblioteca de juegos de Steam contaba con dos juegos compatibles con Linux, a saberse, el Team Fortress 2 (que tiene todo el mundo porque es gratis) y el Red Orchestra 2 (juego hiperrealista de la 2º Guerra Mundial). Aquí toca ser sincero, y aunque me gustaría poder decir otra cosa, yo no noté ningún tipo de mejoría o empeoramiento con respecto a jugarlo en Windows. Tal vez esto se debe a que mi ordenador supera con creces los requisitos de dichos juegos y no se lo pone en una verdadera prueba para moverlos al tope. Habrá que esperar a nuevos juegos para hacer una comparativa viable.
Y a partir de ahí todo trabajo:
Kazam para hacer vídeos de pantalla.
Audacity para grabar voz.
Gimp para fotografía (conste que yo de retoque de fotografía cero absoluto).
Todos programas muy recomendables, útiles y fáciles de usar.
Sólo me quedaba una cosa por tener, un "arma" definitiva que me haría o no decantarme por uno u otro bando (o por la posibilidad de trabajar como agente doble, toda posibilidad existe). No estoy hablando de otra cosa que de los programas de edición de vídeo. Llegó el turno entonces de probar aquello con lo que mi compañero de blog estaba machacando desde hacia meses. Llegó la hora de probar Cinelerra.
Y es aquí el único lugar donde puedo echar algo de agua fría sobre mi experiencia con Ubuntu, yo que vengo del mundo fácil del software privativo, donde todo está pensado para que sea a prueba de tontos como yo. Enfrentarme de cara con tan magna obra de ingeniería informática, me supera con creces. He de reconocer, que aunque revisé todos los tutoriales de esta casa sobre Cinelerra, no fui capaz de acostumbrarme de manera tan rápida a como había hecho con el resto de programas. Sin duda, este problema ha de achacarse solo a mi ineptitud y juro por todos los dioses que pondré remedio claro y pronto a tal entuerto, pero por ahora, es lo único que me hace añorar mi partición de Windows con After Effects y Sony Vegas.
En cuanto a las sensaciones generales que he tenido con el sistema operativo y a modo de resumen, tengo que decir que estoy encantado. El sistema operativo vuela, es cómodo, intuitivo y fácil. Aconsejo a todo el mundo a que se atreva a realizar el cambio. Yo tenía miedo por el manejo de la terminal y demás, pero como hemos visto, es de una sencillez abrumadora y sólo útil para casos marginales. Vamos, ¡que os quiero todos en Linux ya eh!.
Ya sería pedir demasiado que le den caña al Steam y que saquen algún programa de edición de vídeo como el Vegas o el AE y entonces ya le pueden dar a "Win" por la ventana.