Ciertamente hoy me cuesta un triunfo escribir, y es que el suspense del cónclave vaticano me tiene en un sinvivir. Es como un Gran Hermano, pero el que nomina es Dios.
Pero la obligación es la obligación y yo estoy siempre al pie del cañón. Vamos a ello:
El otro día escribí, e hice un vídeo, en los que hablaba de como esto del podcasting y el screencasting ha de ser considerado libre pero no altruista. O mejor explicado, puede ser altruista pero no por ello rechazar posibles beneficios derivados, si se me quiere entender. Al fin y al cabo, hasta el más bondadoso de los humanos tiene que comer y, en nuestra sociedad, hace falta dinero para ello.
Está claro también, que hacer vídeos para Youtube sobre vídeojuegos entra dentro de esta categoría y, por supuesto, es lícito, bajo esta perspectiva, el obtener un lucro de tales vídeos. Ni siquiera se puede criticar el hecho de "hacerlo sólo por el dinero"; o ¿acaso todos vosotros trabajáis por gusto?
Lo que sí es criticable, y aquí criticaremos este tipo de acciones vengan de quien vengan, es el conseguir estos lucros de forma ya no sólo de manera moralmente deleznable (cualquier engaño lo es siempre), si no de una manera que perjudique a tus "competidores".
O, concretando, y en el aspecto que nos ocupa (por ejemplo), es criticable e incluso debería de ser punible, el uso de bots para visitas fraudulentas. Sí, sí, ya sabéis, esos programas que generan visitas automáticas para tu blog, tu podcast, tu web o tu canal de Youtube. Son más viejos que el TBO pero no por ello son menos vomitivos.
Aún puedo recordar como mi primer blog, con tan sólo unos miles de visitas, generaba una buena cantidad de dinero (o por lo menos, muy superior a lo que hoy día se puede conseguir). Eran los comienzos de AdSense. Luego llegaron los bots, las visitas fraudulentas y demás historias y, como no, los anunciantes dejaron de confiar en ese tipo de publicidad. No del todo, pero ya existe la desconfianza.
El nuevo Papa ha sido elegido porque ha prometido limpiar Youtube. Fuente: Elpais.com |
Pero como no, la historia vuelve a repetirse. Y es que en este país no aprendemos ni a tiros. Otra burbuja rota que nos comemos con patatitas por la tan patria actitud del "yo soy el más listo". Exploto el nicho hasta que no quede nada y luego, si te he visto no me acuerdo.
Luego la culpa es sólo de los políticos. No oiga, la culpa no es de los políticos, la culpa es de los listillos independientemente de cual sea su uniforme.