Tanto hablar del Papa en los últimos días ha resucitado en mi una suerte de sensibilidad espiritual olvidada. No sé, me ha dado por sentir cosas parecidas a cuando aún creía en Dios y me preparaba para hacer la Comunión. Entre esos sentimientos, y supongo que es el sentimiento cristiano por excelencia, está el sentimiento de culpa y, por supuesto, la consiguiente búsqueda de redención a él asociada. O lo que es lo mismo, el propósito de enmienda. Como comento, luego pasaron los años y uno empieza a leer a Nietzsche y a convertirse en todo un cínico hijodeputa (sí, tiene que escribirse de seguido). El miedo al pecado va desapareciendo y se sustituye por un esfuerzo positivo por el bien, pero sobre todo, desaparece esa búsqueda interminable de perdón. ¡No al arrepentimiento! que diría el alemán.
El hecho es que además esta muy de moda, basta un "lo siento, no volverá a repetirse" para que, como bula, todo quede perdonado. Pues NO. Yo perdono algunas cosas, pero hay otras que no puedo, mas si cabe si en esta formula que vemos se entonan las palabras pero los actos no muestran lo mismo.
Pero bueno, como digo, el nuevo pontificado me está ablandando y vuelvo un poco al redil religioso. Sí, ese mismo redil que OBLIGA a todo cristiano a perdonar a sus prójimos. Y estoy que lo vierto perdonando cosas.
Perdono que haga frío, perdono a las señoras ancianas que casi me dejan tuerto, perdono incluso a EA por representar a Satán en el mundo de los vídeo-juegos, perdono a los políticos de este país por meternos hasta el hocico en la crisis (bueno, esto último no, soy magnánimo pero no gilipollas). Incluso perdono a los que han utilizado BOTs para aumentar su número de visitas en Youtube, fíjense si soy buena gente. Y es que la sabiduría bíblica es muy grande y ha de entonarse aquello de: el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
A esto llaman perdonar en mi pueblo. Fuente: Mehueleelpitoacanela.com |