Este es uno de esos tutoriales que pueblan los pagos youtuberos por doquier, pero que tiene que engrosar las estanterías de mi vídeomanual sí o sí. Y es que es obligatorio proporcionar una ayuda a los podcasteros que leáis-veáis esto y que reconocéis que a vuestro podcast le hace falta una manita de chapa y pintura, esto es: eliminar los deterioros provocados por una grabación defectuosa, que suelen convertirse en el dichoso ruido de fondo.
Esto del ruido es algo parecido al ruido fotográfico: es mucho mejor si no lo provocamos y siempre que lo intentemos eliminar será a costa de calidad en el producto final. El problema que tiene el ruido de sonido es que es más difícil de controlar. Miento: en realidad el problema suele ser lo caro que sale eliminarlo. Para resumir lo que podría ser una larga historia, los elementos que influyen de forma más clara en la aparición de ruido de fondo son:
Sobre la situación y localización de la grabación, aquí ya hay cosas más importantes, y aunque resulten obvias, conviene recordarlas por si acaso. El espacio de la grabación tiene que tener tres cualidades: ser silencioso (ya avisé que era obvio), estar aislado de ruidos externos (deviene de lo anterior) y comportarse de forma adecuada ante el sonido. Esto último se refiere a que el sonido debe ser lo más limpio posible en el momento de ser recogido por el micro, y si el lugar donde grabamos hace rebotar el sonido, probablemente tendremos problemas. Un lugar adecuado tiene que tener, como mínimo, un montón de "cosas" cuadros en las paredes, plantas, estanterías, lo que sea. La clave es eliminar en la medida de lo posible las superficies lisas donde el sonido rebota y llega al micrófono cuando le da la gana. Además de evitar estos rebotes indeseables, un correcto aislamiento nos permitirá ajustar el micrófono con algo más de libertad, lo cual redunda también en la calidad. Esto nos lleva a los dos últimos puntos, que son los verdaderamente importantes: Un micrófono bueno y bien ajustado es la clave definitva. Cuando digo "bueno" no digo "necesariamente caro"; aunque evidentemente un micro de gama alta suele dar mejor calidad que uno de 2€, en realidad suele ser más importante elegir el micrófono adecuado para el trabajo específico que estemos haciendo. Sobre este tema podría estar hablando horas y horas, lo cual de hecho hicimos en nuestro podcast hace unos meses, de modo que os lo enlazo aquí para que le echéis un oído y así me ahorro un artículo kilométrico.
De lo que no hablo demasiado en el podcast es de los ajustes de la grabación, que es un tema también importante. En este sentido, es impagable contar con la posibilidad de tener un "monitor" de audio, es decir, un sistema que os permita escuchar lo que entra en el micrófono en tiempo real, de forma que no resulte molesto para hablar y podáis ajustar exactamente la entrada. Ahí ya se nos puede disparar el precio, pues en general las tarjetas de sonido integradas no disponen de este tipo de monitores y si lo tienen no está garantizado que Linux no nos devuelva cierto "retardo", que arruinaría la función de un monitor. Este retardo se denomina "latencia" y también podría ser objeto de tratados enteros, así que lo tocaré otro día. A lo que quiero llegar es que para estas cosas vienen bien las mesas de mezclas, que al ser un hardware casi independiente de vuestro PC no tendrán problema de latencia (y deberían tener salidas de monitor), o un micrófono que disponga de una salida de monitor, que es difícil de encontrar pero haberlos, haylos. El que yo uso para los screencast y el podcast es un Shure del que también hablo en nuestro Unadecast y del que aquí os dejo un enlace: viene de perlas y además no necesita mesa de mezclas, pues contiene su propia "tarjeta de sonido" integrada, con su salida de monitor y todo. Además se conecta al USB, con lo cual no necesitamos alimentación externa. En este sentido los micros USB están mejorando un montón en prestaciones durante los últimos años, a un nivel que lleva a dudar sobre la verdadera necesidad de una mesa de mezclas para un podcast en diferido. Lo complicado aquí es que el susodicho micro sea compatible con Linux y aquí la cosa ya se pone difícil. Aunque el soporte es bastante bueno, la documentación sobre estos micrófonos ignora sistemáticamente y en todas las marcas la mención al sistema del pingüino, de forma que la compra de uno de estos chismes es una especie de lotería. En este sentido, es recomendable visitar alguno de los foros de referencia en este terreno del sonido, como hispasonic o sonidoyaudio. Ya os adelanto que las preguntas sobre compatibilidades con Linux no son frecuentes, pero quizá tengáis suerte.
Esto del ruido es algo parecido al ruido fotográfico: es mucho mejor si no lo provocamos y siempre que lo intentemos eliminar será a costa de calidad en el producto final. El problema que tiene el ruido de sonido es que es más difícil de controlar. Miento: en realidad el problema suele ser lo caro que sale eliminarlo. Para resumir lo que podría ser una larga historia, los elementos que influyen de forma más clara en la aparición de ruido de fondo son:
- Calidad y tipo de micrófono
- Ajustes de grabación
- Situación y localización de la grabación
- Otros elementos de hardware
Sobre la situación y localización de la grabación, aquí ya hay cosas más importantes, y aunque resulten obvias, conviene recordarlas por si acaso. El espacio de la grabación tiene que tener tres cualidades: ser silencioso (ya avisé que era obvio), estar aislado de ruidos externos (deviene de lo anterior) y comportarse de forma adecuada ante el sonido. Esto último se refiere a que el sonido debe ser lo más limpio posible en el momento de ser recogido por el micro, y si el lugar donde grabamos hace rebotar el sonido, probablemente tendremos problemas. Un lugar adecuado tiene que tener, como mínimo, un montón de "cosas" cuadros en las paredes, plantas, estanterías, lo que sea. La clave es eliminar en la medida de lo posible las superficies lisas donde el sonido rebota y llega al micrófono cuando le da la gana. Además de evitar estos rebotes indeseables, un correcto aislamiento nos permitirá ajustar el micrófono con algo más de libertad, lo cual redunda también en la calidad. Esto nos lleva a los dos últimos puntos, que son los verdaderamente importantes: Un micrófono bueno y bien ajustado es la clave definitva. Cuando digo "bueno" no digo "necesariamente caro"; aunque evidentemente un micro de gama alta suele dar mejor calidad que uno de 2€, en realidad suele ser más importante elegir el micrófono adecuado para el trabajo específico que estemos haciendo. Sobre este tema podría estar hablando horas y horas, lo cual de hecho hicimos en nuestro podcast hace unos meses, de modo que os lo enlazo aquí para que le echéis un oído y así me ahorro un artículo kilométrico.
Fuente: Thomann.de |
De lo que no hablo demasiado en el podcast es de los ajustes de la grabación, que es un tema también importante. En este sentido, es impagable contar con la posibilidad de tener un "monitor" de audio, es decir, un sistema que os permita escuchar lo que entra en el micrófono en tiempo real, de forma que no resulte molesto para hablar y podáis ajustar exactamente la entrada. Ahí ya se nos puede disparar el precio, pues en general las tarjetas de sonido integradas no disponen de este tipo de monitores y si lo tienen no está garantizado que Linux no nos devuelva cierto "retardo", que arruinaría la función de un monitor. Este retardo se denomina "latencia" y también podría ser objeto de tratados enteros, así que lo tocaré otro día. A lo que quiero llegar es que para estas cosas vienen bien las mesas de mezclas, que al ser un hardware casi independiente de vuestro PC no tendrán problema de latencia (y deberían tener salidas de monitor), o un micrófono que disponga de una salida de monitor, que es difícil de encontrar pero haberlos, haylos. El que yo uso para los screencast y el podcast es un Shure del que también hablo en nuestro Unadecast y del que aquí os dejo un enlace: viene de perlas y además no necesita mesa de mezclas, pues contiene su propia "tarjeta de sonido" integrada, con su salida de monitor y todo. Además se conecta al USB, con lo cual no necesitamos alimentación externa. En este sentido los micros USB están mejorando un montón en prestaciones durante los últimos años, a un nivel que lleva a dudar sobre la verdadera necesidad de una mesa de mezclas para un podcast en diferido. Lo complicado aquí es que el susodicho micro sea compatible con Linux y aquí la cosa ya se pone difícil. Aunque el soporte es bastante bueno, la documentación sobre estos micrófonos ignora sistemáticamente y en todas las marcas la mención al sistema del pingüino, de forma que la compra de uno de estos chismes es una especie de lotería. En este sentido, es recomendable visitar alguno de los foros de referencia en este terreno del sonido, como hispasonic o sonidoyaudio. Ya os adelanto que las preguntas sobre compatibilidades con Linux no son frecuentes, pero quizá tengáis suerte.