Lo recuerdo como si fuese hoy. Trágicas fueron las circunstancias en las que este juego llegó a mis manos. Por primera vez en mi vida, el regalo de Reyes por parte de mi tío no pudo ser entregado en mano en la tradicional reunión familiar del 6 de Enero. Esto, en si mismo, no dejaría de ser una circunstancia superflua de no ser por el hecho de que el motivo de la ruptura de esa tradición fue el fallecimiento de mi abuelo.
Para alguien como yo, algo así hubiese sido suficiente como para no haber vuelto a meter el juego en la consola. De hecho, y por mucho menos (un día de vomitona), a día de hoy soy incapaz de jugar al famoso juego de zombies Left For Dead. Estoy convencido, de que, como digo, cualquier otro juego hubiese pasado al extenso cajón del olvido que tengo en la memoria si se me hubiese entregado en dichas circunstancias.
Pero éste no, éste es diferente. Se ha dicho muchas veces que existen libros que al leerlos te cambian la vida, y doy fe de ello, pero en este caso el elemento transformador no estaba en formato de negro sobre blanco, sino un formato que los más jóvenes no conocerá, el GD-rom.
Un vídeo-juego que me hizo amar un lugar que nunca he conocido, en un tiempo histórico en el que yo tan sólo tenía meses. Una experiencia que jamas podré olvidar.
Y no es para menos, un juego diferente, cuidado al detalle. Realista, humano, emotivo. Un juego para disfrutar sin preocuparse por las prisas, por quién es más hábil con el mando, por conseguir puntos o por llegar pronto al final de la historia. Un juego en el que disfrutar de la misma manera que se disfruta un paseo en primavera o se acaricia un perro. Un placer en si mismo, un placer sin finalidad.
Pro q dices Nano, io prefiero segir jugando al Fifa k ta toh guapo! Fuente: Snarkerati.com |
También recuerdo, en el proceso de disfrute de este juego, como conocí a la novia de mi hermano, hoy en día mi cuñada. Y como el juego me ayudó a poder comunicarme con ella (el juego está solamente en Inglés y ella es holandesa) y como, creo, que fue el proceso vital que más eficientemente me ayudó en el conocimiento de la lengua de Shakespeare. También puedo acordarme de como me pasaba días y días en clase pensando en cual sería mi siguiente paso en el juego y cuanto dinero gastaría en las máquinas expendedoras de ese pequeño pueblo de Yokosuka...
Demasiados recuerdos en realidad. Demasiados para una sola entrada. Demasiados para un solo juego. O mejor dicho, demasiados recuerdos asociados a un juego normal.
Pero claro, "Shenmue" no es un juego normal...